ESPERANZAS Y DESESPERANZAS DEL 16 DE NOVIEMBRE


La jornada electoral del 16 de noviembre y la legitimización que el régimen argelino obtendrá de ellas, no convencerá más que a los que ya lo estaban, si bien hay que considerar las grandes expectativas que han levantado, incluso entre las fuerzas de oposición que llamaban al boicot, estas elecciones; expectativas fundamentadas en que el triunfo absoluto del candidato del régimen, en su fachada más moderada y presentable (mucho peor hubiera sido cualquiera de los generales Nezzar o Lamari o el triunfo del "erradicador" Saïd Sadi para quien hay un islamista tras cada barba), concediera cierta autonomía y poder propio a éste a la hora de establecer más eficazmente las pautas de una pacificación del país basada en el diálogo entre todas las fuerzas políticas representativas sin exclusiones.

¿Pero Liamin Zerual tiene intenciones propias?. Unos dirán que nos encontramos ante un nuevo Chadli Bendjedid, otros que ante un nuevo Mohamed Budief pero a ninguno de los dos les fue nada bien, víctimas del propio aparato dirigente que les alzó al poder, otros ven en él a un nuevo H. Bumedian. ¿Tiene margen de maniobra a la sombra de la casta corrupta cívico-militar que dirige el país desde hace treinta años? Son las preguntas que hoy se hace el pueblo argelino y cuya respuesta marcará indudablemente la valoración positiva o negativa de estas elecciones, si habrán significado un paso adelante para la Paz o un paso adelante para la guerra.

Al margen de los resultados electorales oficiales, la campaña y postcampaña electoral nos invitan a la desesperanza y a la esperanza al mismo tiempo. En el haber de la primera podríamos depositar las poco democráticas intenciones que se pueden achacar a quien organiza un proceso electoral con múltiples irregularidades y sospechas de fraudes, denunciado por los propios candidatos y precandidatos, de por sí bastante dóciles con el Poder, como Mahfoud Nahnah quien al día siguiente de la elección se mostraba "extrañado" de que el número de electores pasara de 13 millones a 16, entre diciembre de 1991 y noviembre de 1995, o el caso antes citado de la descalificación de Redda Malek, y las denuncias de los partidos que habían apelado al boicot en referencia a la no suspensión del estado de úrgencia durante la campaña electoral y a su extensión durante la jornada de votación con más de 300.000 militares, policías y milicianos armados mobilizados y desplazados en helicópteros,jeeps y tanquetas, por las principales ciudades del país. Son también destacables desde una visión crítica: la insignificante presencia de observadores internacionales de la ONU que además eran transportados a oficinas de voto prefijadas por el gobierno y guiados por comandos militares en sus escasos recorridos, siempre del hotel- fortaleza a los citados lugares; la prohibición de actos y propaganda a favor del boicot que llevó a la carcel a militantes de la oposición; el asesinato sin esclarecer hasta hoy, de Mebarek Mahiou secretario nacional del FFS pocos días antes del 16.11.95 y el atentado contra el secretario general del Movimiento por la Democracia en Argelia presidido por Ahmed Ben Bella, que fue tiroteado en su domicilio, (ambos hechos fueron achacados a los grupos paramilitares) o la suspensión tres veces en el mismo mes preelectoral del semanario independiente LA NATION.

En el haber de la esperanza podemos situar algunos gestos importantes, (que lo son sobre todo por ese deseo mayoritario de desbloqueo de una situación dramática), del presidente Liamin Zerual tras su triunfo electoral como el cierre de los ultimos campos de concentración aún existentes en el Sahara o las promesas de indulto a los que depongan las armas, que si bien no significa una amnistia ha servido para la rendición de varios centenares de guerrilleros islamistas y el ofrecimiento a Hamas de algunos Ministerios en el nuevo gobierno.

Igualmente podemos poner en el haber los análisis y reflexiones más que sensatos de toda la oposición que boicoteó las elecciones y que han hecho llegar al presidente argelino mensajes muy claros de su disposición a iniciar un verdadero diálogo entre todas las fuerzas políticas sin exclusión, diálogo que juzgan más necesario que nunca haciéndose eco de la aspiración popular de frenar la constante efusión de sangre y el poder de las metralletas. Desde los islamistas del Movimiento An.Nahda y del FIS, pasando por el FFS, el MDA, el FLN, el PT y el resto de firmantes de los llamados acuerdos de Roma han reconocido la figura de Liamin Zerual como parte imprescindible y representativa del Poder real argelino en ese diálogo.

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