Coyuntura Argelia ¿Alternativas para una solución?

Olga Rufins Machín Investigadora del CEAMO (La Habana, Cuba)


Introducción

En 1996 la crisis interna argelina ha entrado en una nueva etapa de su desarrollo al ponerse en marcha por las autoridades un heterogéneo proceso de ajustes políticos institucionales, económicos y sociales. Las primeras evaluaciones realizadas por sus promotores y algunos observadores internacionales, tienden a mostrar un marcado optimismo.

No obstante, todavía subyacen en el complejo panorama del país una serie de variables cuyo peso específico a escala de la sociedad aconsejan mayor cautela en los pronósticos, sobre todo a largo plazo.

Aparentemente, el proyecto abarca tres vertientes centrales. En primer lugar, la continuación de la lucha contra los grupos armados, empleando pare ello todos los esfuerzos e intensidad requeridos. En segundo lugar, la celebración de "diálogos" con la oposición, lo que garantizaría una cierta legitimidad a estas reformas ropuestas "desde arriba" y, por último, la estricta aplicación de medidas económicas, conforme a los planes de ajuste estuctural indicados por los organismos financieros internacionales, para el mejoramiento de las condiciones económicas, intentando desactivar así la reacción popular. Antes de analizar estas tres alternativas, nos proponemos puntualizar algunas precisiones.


Breve recuento histórico:

La historia de Argelia, es sin dudas, la más controvertida entre sodas las de las naciones magrebinas. En particular, su lucha independentista desbordó los marcos regionales para convertirse en un verdadero paradigma dentro del proceso de descolonización que se desarrollaba casi simultáneamente a escala de todo el mundo dependiente, entre finales de la décadas del 50 y principios de los años sesenta.

Sus primeros años de vida independiente, mostraron nuevamente cierta singularidad, la que se manifesta, en primer lugar, en el reajuste en la dirección del FIS que puso fin en 1965 a la presidencia de Ahmed Ben Bella. Posteriormente, el período de Houari Boumedienne resultó una etapa aparentemente más homogénea, aunque tras esta imagen se comenzaron a gestar muchas de las contradicciones que dejarían una profunda huella en el futuro del país.

La súbita muerte del presidente Boumedienne a finales de 1978, dio un giro a los acontecimientos y puso al desnudo nuevamente las diversas pugnas persistentes en las altas esferas del país. Sin embargo, la intervención del ejército, elemento central y rector desde el triunfo de la Revolución Argelina, garantizó la continuidad del Frente de Liberación Nacional (FLN) en el poder, mediante la figura de Chadli Bendjedid. Bajo su mandato continuaron profundizandose las contradicciones de la sociedad argelina y se añadieron nuevos problemas, tales como la corrupción y el delito común.

Un hecho insoslayable de esta etapa fueron los acontecimientos de octubre de 1988, cuya envergadura y consecuencias le han ganado el consenso unánime de calificarlos como un "punto de viraje" en la historia de Argelia. La magnitud de las acciones conlleva al establecimiento en el país del estado de emergencia, medida sin precedentes desde la independencia. Como respuesta inmediata, la cúpula de poder del país inició un complejo proceso de cambios políticos que tuvo su primer escalón en el referendum del 3 de noviembre de ese año.

Inmediatamente se procedió a la celebración del Sexto Congreso del FLN, entonces partido único, y a la reelección del presidente Chadli Bendjedid para un nuevo mandato. Posteriormente, el referéndum del 23 de febrero de 1989 aprobó una serie de modificaciones importantes en la Constitucidn, cuyo resultado mas palpable y significativo fue el inicio del multipartidismo.

Sin embargo, este acelerado programa diseñado sin un previo consenso real parece haber estado condenado de antemano a generar males mayores. De hecho, algunos especialistas aseveran que la crisis política argelina, iniciada en 1992 es el resultado de la defectuosa transición del régimen de partido único a la democracia política.

Otros van aun más lejos en sus observaclones:

el carácter otorgado de esta Constitución fue la primera, y muy importante, deficiencia de la transición y origen de su inestabilidad. Cuando el cambio se concede y no se pacta, y cuando el nuevo marco legal de la "democratización" es fruto de un gobiemo y un parlamento monopolizados por los estamentos políticos del antiguo régimen, se le sustrae a la transición su carácter constituyente. Por otro lado, al no reconocer a las demás fuerzas políticas pare que avalen con su consenso el cambio, estas no se sienten comprometidas con el proceso, con los riesgos que esto implica.

En junio de 1990, las recién estrenadas fuerzas políticas midieron fuerzas en las primeras elecciones multipartidistas comunales y departamentales. En ellas se manifesta, por una parse la amplia implantación alcanzada por el Frente Islámico de Salvación (FIS), que obtuvo el 54% de los votos. Por otra, estos comicios demostraron la debilidad de las llamadas fuerzas opositoras "laicas", una parte de las cuales ni siquiera se presentó a ellos.

La gran endeblez de algunas de estas formaciones políticas, unida a la ausencia de estrategias de alianzas entre ellas, sin dudas favoreció el éxito del FIS. Sin embargo, no se puede minimizar tampoco su labor misma previa a los comicios de 1990. Como tendencia, incluso antes de su constitución oficial los futuros miembros del FIS llevaron a cabo un activismo importante dentro de las mezquitas populares, creadas fuera de la planificación oficial vigente pare estas actividades. Ellas ofrecían un espacio de intercambio y debate, inexistente en otros ámbitos de la sociedad. El trabajo desplegado con posterioridad en los barrios populares y, en particular, el apoyo a sus habitantes en momentos de catástrofes naturales, sirvió para afianzar su liderazgo en amplios sectores de la población.

Las serias confrontaciones políticas dentro de los marcos legales vigentes, en particular entre el FLN y el FIS, fueron subiendo de tono y desembocaron en la huelga del 25 de mayo de 1991, hecho que dio al traste con las proyectadas elecciones legislativas de junio de 1991 y llevó a la cárcel o al exilio a las principales figuras del FIS, encabezadas por sus máximos líderes Abassi Madani y Ali Belhach, quienes se encuentran en prisión hasta hoy. Estas acciones sumieron al país en nuevas medidas de excepción, que se extendieron durante cuatro meses.

Finalmente, el 26 de diciembre de 1991 tuvo lugar la primera ronda de elecciones legislativas pluripartidistas. A pesar de la tensa situación que atravesaba el país y del incidente armado de la localidad de Guemmar, sus resultados favorecieron por amplio margen al FIS, que colocó a sólo 28 escaños de obtener mayoría simple en la proyectada Asamblea Nacional, cuando tenía aún 176 candidatos pare los 199 puestos pendientes de elección en la segunda vuelta.

Nuevamente se evidenció la debilidad de los partidos, políticos tanto de aquellos contrarios a la corriente islamista, como a los llamados moderados dentro de la tendencia islámica. Sobre todo, se sobrepasaron los pronósticos oficiales que no auguraban al FIS más de un tercio de los votos favorables. El resto de la oposición, incluído el FLN en el poder, no lograron discernir sobre la importancia de llevar a cabo alianzas preelectorales. Esto se debe, en opinión de algunos especialistas, a la falta de tradición de esta práctica política entre estas fuerzas, emergidas del dominio colonial y del prolongado sistema de partido único.

A esta consideración podemos añadir el hecho de que muchas de estas fuerzas "laicas" estaban diseñadas y, de hecho, encabezadas por figuras históricas de la revolución argelina, cuyo origen a partir de las filas del propio FLN, lastraba en alguna medida su posible influencia enn las masas.

El inminente triunfo mayoritario del FIS conmoción a la cúpula de poder argelina y trajo nuevamente a primer plano al ejército con una solución golpista. La acción fue sancionada favorablemente e incluso estimulada, en cierta medida, por algunos regímenes foráneos, deseosos de evitar a cualquier precio el experimento de una república islámica en Argelia. Sin embargo, esta actitud paradójica ponía en entredicho al mismo tiempo el modelo occidental democrático de elecciones pluripartidistas, en el contexto de un proceso de reformas políticas de corte neoliberal, iniciadas en este caso desde arriba.

Lo que aconteció después resulta harto conocido: la instauración del Alto Consejo de Estado (ACE) bajo la presidencia de Mohamed Budiaf; la cancelación de los resultados de la primera vuelta de los comicios; la ilegalización del FIS, sin intentar siquiera una forma de diálogo nacional profundo cuando todavía el Frente contaba con una parte de su estructura dirigente capaz de aunar los criterios de su heterogénea base; la lucha de Budiaf contra la corrupción y su magnicidio, hecho sin precedentes en la historia del país y que marcó un hito de violencia; la fragmentación del movimiento político islámico y la aparición de nuevos actores en su seno, de evidente tendencia radical y extremista. Todos estos elementos hen marcado pautas en desarrollo reciente del país.

El convulso proceso de búsqueda de una figura política adecuada dentro de las fuertes contradicciones de la cúspide del poder, desembocó finalmente en la designación del actual mandatario Liamine Zeroual pare la presidencia en enero de 1994, cuando ya ocupaba la cartera de Ministro de Defensa.

Varios e infructuosos intentos de diálogo nacional con la oposición, la alternancia de posturas frente a un posible entendimiento con el FIS, el rechazo frontal por parte del poder al proceso de paz propuesto por los protagonistas de la Plataforma de Roma y el incremento de la violencia, protagonizada tanto por los diversos grupos armados de denominador "islámico" como por las fuerzas armadas y de seguridad, completaron el panorama de este período.

Sin embargo, con las elecciones presidenciales de 1995 se trató de dar un nuevo giro a los acontecimientos, para dotar a las autoridades de una legitimidad internacional y sentar las pautas para el actual proceso de reformas.

De acuerdo con los resultados oficiales, la participación popular alcanzó 75,69%. Liamine Zeroual obtuvo 61,01% de votos y fue seguido con distancias apreciables por el Cheikh Mahfoud Nahnah del Movimiento de la Sociedad Islámica (MSI\HAMAS) con 25,58%; Said Saadi de la Agrupación por la Cultura y la Democracia (RCD) con 9,60% y Noureddine Boukrouh del Partido de la Renovación Argelina (PRA) con 3,81%.

A pesar del boicot lanzado por las fuerzas políticas opositoras para evitar la participación popular y las amenazas del Grupo Islámico Armado (GIA), la población asistió masivamente demostrando fehacientemente su cansancio y hastío ante tanta violencia. Esta respuesta popular pudiera interpretarse, además, como un voto de confianza hacia la figura de Zeroual, como posible vía de solución y de esperanza de estabilidad.

Es oportuno destacar que las principales tendencies políticas que se decantaron en los abortados comicios legislativos de diciembre de 1991 estuvieron presentes en alguna medida en las presidenciales de noviembre de 1995: el gobierno, la islamista y la berberista. El gobierno representado en 1991 por el FLN y ahora por Zeroual. La islamista entonces representada por el FIS y ahora por Mahfoud Nahnah y su MSI-HAMAS. La berebere entonces por el FFS y ahora por el Said Saadi del RCD.

A partir de diciembre de 1995 comenzaron los primeros cambios, partiendo de la sustitución del jefe de gobierno Mokdad Sifi por Ahmed Ouyahia. Su designación ha sido interpretada como un gesto de Zeroual hacia la joven generación de argelinos, que ha sido generalmente excluída de la política. Asimismo, y como medida de distensión, se anunció a mediados de enero el levantamiento del toque de queda en diez prefecturas argelinas durante el mes del Ramadan.


Violencia cotidiana: ¿Elemento en extinción?

A lo largo de 1996, si bien no se puede hablar de un incremento de la actividad de los grupos armados respecto a los años anteriores, hay que reconocer que, a pesar de la fuerte represión y hostigamiento a que han estado sometidos, estos grupos persisten en llevar a cabo acciones sistemáticas. Aunque se aprecia una tendencia hacia la deserción en sus filas, fenómeno particularmente acrecentado tras las elecciones de noviembre de 1995.

De acuerdo con el diario argelino Libertad, 800 islamistas armados murieron entre enero y agosto de 1996 como resultado de las acciones de las fuerzas de seguridad. La mayoría de ellos fueron abatidos en las zonas del centro del país. En las operaciones fue incautado un gran número de armas de fuego y documentos, entre ellos listas de personas que pensaban asesinar. En el mismo período, unos 500 islamistas armados se rindieron, y se calcula que aún quedan en activo unos 2.000. De ellos 500 o 600 son miembros del Ejército Islámico Armado (EIS), el resto corresponden al GIA, al Frente Islámico de la Jihad Armada (FIDA) y al Movimiento del Estado Islámico (MEI). Se plantea edemás, que en los últimos tiempos han ingresado al país unos 50 "afganos", veteranos argelinos de la guerra de Afganistán.

La actividad de los grupos armados ha asumido esencialmente la forma de acción nes terroristas, en tanto se realize ahora casi exclusivamente, de forma indiscriminada contra objetivos civiles, apreciandose incluso una inclinación particular hacia los lugares públicos tales como mercados, hoteles, carreteras, plazas, etc.

Si bien en terminos relativos se contabiliza un número menor de acciones respecto a años anteriores, la actividad terrorista actual, por su alto costo humano y material, sigue siendo intensa y con graves consecuencias para la sociedad argelina.

Alqunos observadores consideran que la forma que asumen estas acciones está determinada hoy por el hecho de que los grupos extremistas islámicos se encuentran en una fase de franca extinción, lo que los lleva a cometer acciones desesperadas. Estos criterios son sustentados, además, por las autoridades argelinas, quienes plantean que estos atentados criminales demuestran que los grupos armados están "quemando sus últimos cartuchos" y se ven obligados a poner bombas a diestra y siniestra, ante la incapacidad de regenerar sus filas.

Existen muy serias dificultades para realizar una evaluación objetiva del volumen y efectividad de las acciones armadas de una y otra parte, debido a las férreas disposiciones decretadas por las autoridades contra los medios de difusión masiva. De hecho, informar sobre el terrorismo puede constituir, en ocasiones, un acto delictivo, conforme con las directrices dadas por el gobierno en virtud de una ordenanza dictada por el Ministerio de Interior en junio de 1994: la información relativa a los actos terroristas debe cenirse a los despachos oficiales y a las ruedas de prensa ofrecidas por parte de un equipo informativo creado a tal efecto.

Para el jefe de gobierno, Ahmed Ouyahia, el terrorismo se ha convertido en un fenómeno de carácter residual y en vías de desaparicion, "aunque sus últimos extertores puedan ser todavía muy violentos". No obstante, algunos partidos de la oposición, entre ellos el FFS, no comparten esta visión y opinan que el terrorismo va a seguir por sus fueros en tanto desde la cúpula política continue creyéndose que puede ser erradicado por la fuerza.

El proceso de amplia fragmentación y subdivisión de las distintas organizaciones islámicas armadas, parece responder en alguna medida a las acciones llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad y también a la efectividad de su penetración en las filas mismas de estos movimientos. Sin embargo, pudiera esperarse para un futuro cercano el inicio de su reestructuración, e incluso un cambio hacia la moderación en las acciones de los grupos más prominentes, interesados en garantizar su supervivencia a cualquier precio.

Continúa ausente del enfoque oficial el reconocimiento de que la situación actual no se debe exclusivamente a la actividad de los movimientos político-religiosos de filiación islámica armados. Esta visión parece ignorar el paper histórico del "trabentismo" y de la mafia vinculada a él, los que siempre han generado niveles de violencia y delito común nada despreciables.

Para concluir el análisis podemos señalar que, si bien se aprecia una mayor efectividad en las medidas puestas en práctica por las autoridades argelinas, queda aún un largo trecho para eliminar totalmente las manifestaciones de violencia que se producen dia a dia en el país. Más alla de la capacidad de respuesta de las autoridades, existe un sustrato objetivo que reproduce el descontento y que garantiza un cierto relevo de los combatientes dispuestos a ofrendar sus vidas en acciones. No parece que a corto plazo sea posible erradicar totalmente los vestigios de violencia en el país.


Diálogo nacional:

Paralelamente a esta actividad contra-terrorista, en 1996 se reinició el proceso de "diálogo nacional", interrumpido desde septiembre de 1994. En una primera etapa de intercambios bilaterales, el presidente Zeroual sostuvo encuentros con 50 personalidades y 11 líderes de las fuerzas opositoras. Acudieron a la cita entre otros el FLN, el FFS, el MSI-HAMAS y el Movimiento de la Renovación Islámica (MRI-Ennahda).

Sin embargo, antes de concluir este calendario inicial quedó claro su carácter formal y escaso contenido real, pues casi simultáneamente el mandatario anuncio su decisión de realizar una serie de reformas, incluída la remodelación de la Constitución vigente, y un referendum para su aprobación antes de que concluya 1996. También informó sobre la celebración de elecciones legislativas antes de finales del primer semestre de 1997, entre otras medidas, encaminadas a sacar al país de la crisis.

La reforma constitucional incluye la creación de una segunda cámera parlamentaria, cuestión que no tiene precedentes en la evolución histórica del aparato institucional argelino, la sustitución del sistema de escrutinio mayoritario por otro de carácter proporcional (inspirado en el vigente en Francia), así como la creación de un Consejo y un Tribunal Superior del Estado, este último facultado para juzgar al propio Presidente, en caso de que no muestre ser digno de la confianza depositada en él.

De acuerdo con las propuestas de Zeroual la nueva ley sobre partidos prohibirá la formación de aquellos que basen su plataforma en postulados islámicos o étnicos. Esto implicaría que los actuales partidos de filiación islámica legales deberán reformular sus principios para poder continuar participando en el juego político argelino. lgualmente, aquellos partidos de base étnica bereber, se verán afectados en gran medida por esta reforma constitucional. Sin embargo, estas dos medidas, encaminadas a limitar las posibilidades de inserción en el sistema a formaciones políticas opositoras de orígen étnico o religioso, no son nuevas. De hecho, estaban presentes en la Ley de Asociaciones Políticas de julio de 1989; pero su aplicación no se llevó a la práctica de forma estricta por el Ministerio del Interior, órgano encargado de la legalización de los partidos. Esto seguramente obedeció a la presión ejercida por la propia realidad argelina y a la falta de un consenso al respecto.

De acuerdo con fuentes de prensa, los principales partidos de oposición legal rechazaron "globalmente o en detalle" el contenido del memorándum presidencial que recogía las propuestas. Sin embargo, las fuentes oficiales de la presidencia no coincidieron con esta percepción y declararon que "la mayoría de las respuestas al 'memorándum' del Presidente, fueron favorables" en un 58%, desfavorables en un 5%, con reservas en un 6% y sin opinión en un 31%.

Sobre los grandes temas propuestos a reflexión, los resultados según las mismas fuentes se comportaron de la forma que sigue: 67% favorable a la revisión de la Constitución y 13,6% en contra; 57% a favor de revisar la Ley sobre los Partidos y 8% en contra; 60% de apoyo a la celebración de una Conferencia Nacional que reagrupe a todos los participantes del diálogo bilateral; y un 59% que aprueba el calendario propuesto para el encuentro. Estas cifras fueron calificadas de "aritméticas" y puestas en duda por la oposición.

A pesar de estas contradictorias evaluaciones, Zeroual continuó adelante con su cronograma de diálogo e inició en julio una nueva fase de carácter multilateral. En esta marcha forzada y carente de un consenso profundo estuvieron presentes el MSI-HAMAS, el RCD, el PRA, la Alianza Nacional Republicana (ANR), el MRI-Ennahda, el MDA, el Movimiento Argelino por la Justicia y el Desarrollo (MAJD) y el Partido Nacional por la Solidaridad y el Desarrollo (PNSD), el FFS, el FLN y el Movimiento Ettahaddi. A estas rondas de contactos "multilaterales" no se invitó en principio a las "personalidades nacionales" y a los "responsables" de las organizaciones civiles, presentes en los encuentros iniciales de abril y mayo.

En la última etapa de este diálogo, el Presidente se reunió con el RCD, el FFS, el FLN, el MSI-HAMAS, el MRI-Ennabda y el Movimiento Ettahaddi, así como con la Central General de Trabajadores Argelinos (CGTA), según se planteó, pare tratar de solucionar las divergencias de los encuentros anteriores.

Entre los aspectos polémicos que trascendieron se señala que el lider del MSI-HAMAS, Mahfoud Nahnah, propuso que se invitara a personalidades del FIS a la Conferencia Nacional, postura que fue respaldada por Ahmed Ben Bella, lider del MDA. Sin embargo, la respuesta de Zeroual fue tajante: "el dossier del FIS esta cerrado". Esta actitud fue celebrada públicamente por dos importantes diarios argelinos, El Watan y Le Matin, que criticaron duramente la propuesta de Mahfoud Nahnah y de Ahmed Ben Bella. Esta rotunda respuesta se sustenta, en opinión de algunos observadores, en una estrategia de esperar a que las propias luchas fraticidas en el seno del movimiento islámico armado lo reduzcan a niveles ínfimos para intentar entonces concertar alqun tipo de diálogo con ellos.

Al concluir los encuentros, los partidos se encontraban agrupados en tres grupos básicos de acuerdo con la posición asumida respecto a las propuestas presidenciales. El FFS y el MDA rechazaron las proposiciones y se negaron a formar parte de las comisiones encargadas de preparer la Conferencia Nacional. El MSI-HAMAS, la Agrupación para la Cultura y la Democracia (RCD) y el MRI-Ennahda, adoptaron una actitud de "apoyo crítico" pero sin rehusar en principio a las propuestas. Posteriormente, el RCD, el FLN, el MRI-Ennahda y el MSI-HAMAS aceptaron explícitamente participar en las comisiones mixtas previstas para la preparación de la Conferencia de Alianza Nacional.

El 14 de agosto comenzaron los trabajos de las comisiones mixtas encargadas de hacer las propuestas sobre el orden del dia y la fecha de la Conferencia Nacional, los proyectos de modificación de la Constitución, la Ley de Partidos y la Ley Electoral.

Sin embargo el RCD, después de haber participado en las comisiones, decidió boicotear la Conferencia Nacional, aludiendo que la misma no prohibiría la utilización del Islam con fines políticos, ni otorgaría un espacio en la Constitución para la lengua berebere.

La Conferencia Nacional tuvo lugar los días 14 y 15 de septiembre y a ella asistieron unos 1000 delegados. Según fuentes oficiales, participaron 38 partidos y organizaciones, aunque no estuvieron presentes tres de las fuerzas opositoras más representativas: el FFS, el RCD y el MDA. La reunión aprobó una Plataforma de Alianza Nacional y un texto rechazando la violencia. En su contexto, el Presidente reiteró sus propuestas de mayo, así como el calendario original para la celebración de las elecciones legislativas , sin fijar una fecha precisa. Esto parece haber sido motivado por el hecho de que Zeroual no prevé celebrar las elecciones hasta que no cuente con un partido político que le sirva de base de apoyo dentro de ia futura Asamblea Legislativa, lo que no parece haber alcanzado hasta el momento.

La aparente demostración de unidad brindada por la Conferencia Nacional rápidamente demostró fisuras, por ejemplo: el MSI-HAMAS reclamó que las elecciones legislativas se celebren durante el primer trimestre de 1997; Abdallah Djaballah presidente del MRI-Ennahda pidió el levantamiento del estado de emergencia y la liberación de los detenidos políticos, al calificar de "inquietante" la situación de seguridad en el país; el RCD y el Movimiento Ettahadi protestaron contra las "concesiones" hechas a la corriente islámica conservadora.

Los resultados del encuentro fueron evaluados de diversas maneras por los medios de prensa: los diarios progubernamentales como El Moudjahid y L'Authentique los acogieron con satisfacción; mientras otros privados como El Watan y Liberte se mostraron escépticos, y, por su patse , Le Matin atacó fuertemente el texto final de la reunión.

El 17 de septiembre el Presidente argelino firmó un decreto en el que promulgaba la Plataforma de Alianza Nacional aprobada por la Conferencia, lo que cierra con un balance optimista la alternativa negociadora.

Sin embargo, como reseñamos en esta apretada síntesis, los resultados reales no parecen corresponder a este enfoque oficial. No obstante, esta actitud evidencia que los proyectos de Zeroual tienen un denominador común con los planes de reformas iniciados en Argelia, tras los sucesos de octubre de 1988. Ambas iniciativas son el producto de una estrategia diseñada e impuesta "desde arriba". En el caso actual, las distintas etapas del proceso de diálogo no evidenciaron variación alguna respecto a la propuesta inicial presentada por el Presidente.

Las proposiciones de Zenual, en particular las referidas al proceso de normalización institucional, han impuesto un ritmo más sosegado del que demanda la oposición, como si quisiera demostrar de ese modo que el país está saliendo de la fase más grave de la crisis. La forma en que se ha manejado el proceso de diálogo político indica que, más allá de intercambiar a fondo y modificar de cierta forma las mociones iniciales, se ha buscado avanzar irrevocablemente segun el contenido y el calendario diseñados originalmente, sin que se produzca realmente un consenso basado en concesiones mutuas. A nuestro juicio, esto lastra de antemano y en buena medida, los resultados finales del proceso.

Los planes del presidente Zeroual parecen apuntar más hacia la búsqueda de la estabilidad y legitimidad de los instrumentos políticos e institucionales de la nación, que hacia una verdadera intención de dar solución a los males que aquejan al país.

De cualquier manera, se ha encauzado un rumbo que llevará a una parte de la oposición a pactar necesariamente con las autoridades a cambio de la obtención de una cuota mínima de participación política. Por otra parte, la no inclusión del FIS, al margen de las implicaciones para esa fuerza y en general para el movimiento político-religioso de filiación islámica en general, ha provocado la exacerbación de las contradicciones internas de otras fuerzas políticas "laicas", lo que ha favorecido a aquellas tendencias que nunca estuvieron de acuerdo con el acercamiento de sus organizaciones hacia el FIS.

Un ejemplo concreto de esta consecuencia lo tenemos en el FLN, cuya nueva dirección se distanció expresamente de la Plataforma de Roma, tras un proceso de remodelación interna que ha sido calificado por algunos de "normalización", por conducir a un reacercamiento al poder político.

En el terreno práctico, los reajustes en las filas de la oposición parecen encaminados a lograr su propia supervivencia a cualquier precio, incluido el riesgo de otorgar concesiones unilaterales importantes de muy poco provecho.

La promesa de Zeroual de conformar un nuevo gobierno y de ampliar el Consejo Nacional de Transicidn (CNT) con la inclusión de todos los partidos opositores no parece una alternativa viable a corto plazo, por la falta de consenso y acuerdo alcanzados durante el proceso de diálogo. Asimismo, valdría la pena cuestionarnos la importancia de reformer el CNT, en momentos en que se suponen muy próximas las elecciones legislativas. Tal vez las autoridades, previendo futuras dificultades, planifican el ensayo de un CNT con una verdadera participación pluripartidista como variante ante la no concreción de las elecciones, o incluso como una futura segunda cámara parlamentaria.

Todo esto demuestra que la vía pacífica no se ha consolidado haste el momento, como alternativa concluyente para la solución del conflicto.


Políticas económicas: garantias para una pronta mejoría ?

Al comenzar su mandato, el primer ministro Ouyahia presentó un programa que incluya cuatro grandes objetivos: el pluralismo democrático, la consolidación de la administración estatal, la implantación de una economía liberal y la defensa de los intereses del país en el exterior. En él anunciaba, además, alqunos aspectos relacionados directamente con el programa de ajuste estructural vigente en el país, tales como la disminución del control del Estado sobre la economía, el cierre de las empresas irrentables, el estricto control del gasto público, la reducción del déficit presupuestario, la aceleración de la privatización y la reactivación del sector de la construcción, incluído el llamado impuesto de solidaridad nacional.

Estas propuestas tenían de altuna manera su basamento en el hecho de que Argelia ha experimentado una ligera recuperación económica, la que ha sido valorada positivamente por los organismos financieros internacionales. La balanza comercial argelina tuvo un déficit de 1.272 millones de dó1ares en 1995, las importaciones totalizaron los 10.250 millones de dólares, y las exportaciones 8 978 mil millones. Las importaciones aumentaron un 9,45% en 1995 en relación con 1994 y las exportaciones un 5,6%.

Sin embargo, de acuerdo con fuentes oficiales, Argelia cuenta actualmente con más de dos millones de desempleados para una población de 28 millones de habitantes, de los que el 55% no rebasa los 20 años, es decir, alrededor de 15.400.000 personas. Ante esta situación el actual Primer Ministro declaró en julio ante el CNT que se creó el Fondo de Apoyo al Empleo de los Jóvenes, con un capital de 3.000 millones de dinares y que se han logrado crear unos 46.000 empleos temporales.

En particular el desempleo ha aumentado enormemente desde 1992, hasta alcanzar en 1995 el 28,1% de la población económicamente activa. Cerca del 80% de los desempleados tienen menos de 30 años y el 19,8% menos de 20. El número de desempleados entre los hombres pasó de 1.522.000 en 1992 a 2.104.700 en 1995. Estas cifras se han cuadruplicado en el caso de las mujeres, que han pasado de 125.000 en 1992 a 578.000 en 1995. Los desempleados que nunca han trabajado representan el 73% del volumen total en 1995, contra dos tercios en 1992.

A estas cifras se suma el resultado de los acuerdos firmados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que preven una reducción importante de los empleos en las empresas públicas, así como la privatización de otros cientos de empresas. La deuda pública del Estado sobrepasa los 2.000 millones de millones de dinares. Por otra parse, entre enero y marzo visitaron el país los más altos dirigentes del FMI y el Banco Mundial. En sus entrevistas, al más alto nivel, elogiaron los progresos de la economía argelina y manifestaron su confianza sobre su evolución futura.

La deuda externa de Argelia se elevó a 31.573 millones de dólares a fines de 1995, contra 29 486 mil millones de dólares en 1994. De ellos, 31.317 millones de dólares corresponden a préstamos a mediano y largo plazo, y los 256 restantes a su deuda a corto plazo. Se espera que la deuda exterior del país se eleve a 35 mil millones de dólares pare fines de 1996, según los cálculos oficiales.

En la esfera de ios hidrocarburos, que significan el 96% de los ingresos en divisas del país, el balance es positivo, con un excedente de 1.500 millones de dolares. Para 1996, se espera un crecimiento del sector de los hidrocarburos del 10%, según cifras oficiales. Durante una conferencia de prensa, el primer ministro Ouyahia dijo que, entre enero y julio de 1996, los hidrocarburos han reportado a la economía argelina unos 418 millones de dólares. En 1995 este crecimiento fue del 3,5%. La producción de gas del año pasado fue de 113 mil millones de metros cúbicos y se espera que llegará a los 134 mil millones de metros cúbicos para el año 2000. Las exportaciones de gas natural alcanzaron la cifra de 31.500 millones de metros cúbicos en 1994 y se espera se eleve a 60.000 millones de en 1998.

Sin embargo, a pesar de estos enfoques promisorios, persisten algunos interrogantes como las derivadas de las amenazas formuladas por el GIA, contra los obreros del sector de los hidrocarburos, conminándolos a abandonar su trabajo so pena de muerte. El carácter realmente estratégico de este sector y el hecho de que trabajen en él, además de los nacionales, un alto número de expertos y técnicos extranjeros, implica grandes esfuerzos adicionales en materia de seguridad. De hecho, en los últimos años han debido tomarse numerosas medidas de excepción que implicaron en la práctica un reforzamiento notable de los dispositivos de seguridad en las zonas de producción de hidrocarburos. Estas se encuentran divididas en cuatro regiones de exclusión, a las cuales se puede acceder únicamente con salvoconductos especiales.

En el terreno alimentario, donde Argelia ha tenido históricamente una creciente dependencia de sus importaciones, particularmente en lo referido al trigo duro, del que resulta el primer importador a nivel mundial, parece que comienza a vislumbrarse una cierta mejoría. Este año se prevé la reducción de un 25% de las importaciones de cereales, debido a que se obtuvo una cosecha record de 46 millones de quintales, calificada como la más importante desde la independencia del país. Por este resultado se estima podrán ahorrarse unos 300 millones de dólares, por concepto de la disminución de las importaciones de ese producto.

En relación con el descontento generado por las nuevas reformas económicas puestas en marcha existe una percepción clara en la dirigencia de la Unión General de Trabajadores Argelinos (UGTA), de que las condiciones objetivas actuales pudieran generar explosiones sociales.

De hecho, en el mes de febrero, la decisión gubernamental de poner en práctica un denominado "impuesto de solidaridad nacional", provocó una huelga convocada por la UGTA. Esta acción paralizó prácticamente todo el país, en repudio a la medida que implicaba el descuento de los haberes de los empleados públicos por un monto equivalente al salario de entre 1 a 7 días durante un año, para pagar con esa suma las remuneraciones pendientes de 200.000 constructores. Esta decisión se plantea como una necesidad del país pare reactivar el sector de la construcción muy deprimido en los últimos años.

Nuevamente en el mes de julio, se reportaron paros laborales cuando cerca de 200.000 empleados del sector de la construcción se declararon en huelga, en reivindicación de sus pagos pendientes.

En el marco de los acuerdos con las instituciones financieras internacionales, el país completó en el mes de agosto de 1996 la privatización de diez empresas públicas y anunció que se apresta a ofertar otras veinte. Al parecer, en una primera fase esta política afectará a sectores del turismo, obras públicas, distribución comercial, transporte por carretera y pequeñas y medianas empresas.

Igualmente, se agudizó un poco más el deterioro del nivel de vida de la población a partir del 1 de septiembre , cuando se establecieron nuevas tarifas para el transporte urbano y suburbano que significan un incremento de precio de un 70%.

Como contrapartida de los avances encaminados en el terreno económico, Argelia ha comenzado a superar en materia de política exterior el aislamiento de los últimos años, dictado por su critica situación interna. El incremento de su actividad diplomática, dentro y fuera del continente africano, los intercambios bilaterales de alto rango, así como su participación en foros de carácter multilateral, así lo evidencian.

Por citar sólo alqunos ejemplos podemos señalar que, a mediados de marzo de 1996 visitó Argelia; el Sr. Robert Pelletreau, Secretario de Estado Adjunto Norteamericano a cargo del Cercano Oriente quien entregó al presidente Zeroual un mensaje del presidente de Estados Unidos. El encuentro permitió a ambos países pasar revista a aquellos aspectos más significativos de sus relaciones bilaterales. Esta visita fue precedida por el caluroso mensaje de felicitación enviado por el presidente Clinton al mandatario argelino Liamine Zeroual, con motivo de las elecciones presidenciales de noviembre de 1995 y por el último informe del Departamento de Estado sobre los Derechos Humanos, cuyo contenido referido a Argelia irrito a las autoridades de ese país. La visita fue la primera de un funcionario norteamericano de ese nivel en cuatro años.

El encuentro fue valorado como muy satisfactorio por las autoridades argelinas, quienes destacaron su importancia pare reanudar el diálogo político entre los dos países y examiner las nuevas oportunidades en materia de cooperación económica.

A finales de julio visitó Argel el ministro de relaciones exteriores de Francia Harve de Charette. Sin embargo, a pesar de las dificultades atravesadas en sus relaciones en los últimos años, Argel y París nunca habían renunciado al diálogo. De hecho el actual ministro de relaciones exteriores argelino, Ahmed Attaf, había visitado París en enero de 1996 y se había entrevistado con su homólogo francés, aunque persistía un cierto malentendido generado a partir de las elecciones presidenciales de noviembre de 1995. Francia había manifestado que estos comicios debían haber sido precedidos por las elecciones legislativas, cuestión que fue considerada por la parte argelina, en su momento, como una "injerencia en sus asuntos internos". Sin embargo, la visita de Herve de Charette tuvo un saldo positivo pues permitió ratificar la intención de reforzar las relaciones bilaterales, sobre la base del más estricto respeto mútuo.

Como balance general de la alternativa denominada anteriormente como económica podemos plantear que resulta importante que los organismos financieros internacionales como el FMI y el Banco Mundial, junto a otras entidades como el Club de París y el Club de Londres, hayan dado muestras de su voluntad de apoyar y sustentar el rumbo económico actual de Argelia. Estos son elementos de peso a la hora de evaluar la viabilidad del futuro económico de la mayor nación africana.

Además, no podemos dejar de reconocer que la fuerte inserción de Argelia dentro de la economía mundial, y particularmente europea, a partir de sus importantes yacimientos energéticos, le garantizan un protagonismo insoslayable frente a los capitales e intereses foráneos.

Las consecuencias de la estricta aplicación de los planes de ajuste estructural, encaminados más a garantizar la recuperación de las deudas por parte de los acreedores que a asegurar el desarrollo del país, lleva a la relativizar las conclusiones sobre su aplicación. Este elemento, unido a la difícil situación de la mayoría de la población de Argelia, no permiten pronósticos optimistas a corto plazo. Es imposible que se produzcan cambios sustanciales de manera inmediata en cuanto a la solución de las necesidades básicas de la población, tanto en materia de consumo, empleo, como vivienda. Los muchos problemas acumulados en los años de vida postindependiente de la nación no pueden borrarse por arte de magia.


Algunas reflexiones

Las desfavorables condiciones de vida, la negación del acceso real al poder político y las escasas alternativas presentes en el marco de la oposición política legal, continúan garantizando un espacio fértil a las diversas corrientes que se mueven dentro del amplio espectro del movimiento político-religioso armado argelino. Independientemente de sus denominaciones futuras, estas manifestaciones neonacionalistas distan mucho de ser alternativas "liquidadas" en un medio donde persisten los mismos problemas que provocaron su nacimiento. Por ello, el repliegue, e incluso la aparente "retirada" de sus efectivos y líderes de forma temporal, pudieran dar paso a otras formas de lucha más factibles, dentro de las nuevas limitaciones políticas e institucionales que se avecinan.

El balance de los cinco años transcurridos desde la renuncia del presidente Cha dli Bendjedid y la crisis iniciada tras ese hecho, muestran una nación profundamente marcada por sangrientos enfrentamientos internos que hen causado más de 50.000 víctimas fatales y decenas de miles de lesionados en diverso grado.

Más allá de los severos daños humanos y materiales, nos encontramos ante un país donde se ha conmocionado la estructura misma de la sociedad, al cuestionarse, incluso, todos aquellos valores que históricamente han constituído los pilares de su propia existencia.

Estos efectos devastadores y de impredecibles consecuencias no tienen su origen en una causa única, ni su detonante se circunscribe a un hecho aislado. El cúmulo de problemas, fracasos, frustraciones e insatisfacciones acumuladas sucesivamente a lo largo de la vía postindependiente de Argelia, unidos al fracaso de muchas expectativas previas a su emancipación, se reflejan directa o indirectamente en el panorama de hoy. Son ellos quienes dieron aliento a una serie de manifestaciones y actitudes que, a primera vista, pudieran parecer nuevas; por que, de una u otra forma, siempre han estado presentes en esa sociedad.

Durante su primer año de mandato, el presidente Liamine Zeroual ha puesto e marcha un heterogéneo proceso de ajustes político-institucionales, económicos sociales, cuyo resultado final es todavía incierto, pero sobre todo es difícil de evaluar en fecha tan temprana.

Ninguna de las tres alternativas analizadas parece avanzar con paso firme y definitivo. Son muchos los obstáculos por vencer. Sin embargo, sigue ausente de ese panorama un verdadero diálogo nacional donde se incluyan a todos y a cada uno de los actores de la crisis, dentro de una verdadera voluntad de llegar a concesiones mutuas, en beneficio de la reconstruccion nacional. Esta continua siendo la clave para la salida de la crisis y el logro de una impostergable paz en el país.