DE LA ACCIÓN REPRESIVA A LA GUERRA TOTAL


El régimen, o sea los generales, Guenaïzia, Gheziel, Nezzar, Lamari,Touati... los oficiales depurados en los últimos años por Chadli Bendjedid como Liamin Zerual y Mohamed Betchine nombran una Junta Civico-Militar, tambien denominada Alto Comite de Estado (HCE), con atribuciones presidenciales hasta el 31.12.93. La Asamblea Nacional (Parlamento) lo sustituyen por un Consejo Consultivo Nacional donde tiene especial representación, directa e indirectamente, la llamada mafia politico-financiera que dirige las redes de corrupción responsables de la sangría económica del país y preparan la vuelta del exilio de M. Budief ofreciendole la presidencia del HCE.

Paralelamente la represión contra el movimiento antigolpista y democrático en general y especialmente contra los islamistas se generaliza en todos los frentes tras la instauración el 9 de febrero del Estado de Excepción, toque de queda parcial etc,.Como en cualquier guerra la primera víctima siempre es la verdad y siendo ello una constante histórica en Argelia, las primeras acciones del régimen tratan de volver a domesticar a la prensa y a la disidencia periodistica amordazarla con arrestos y condenas, tanto a la prensa islamista o secular, asi son embargados y prohibidos periodicos y semanarios como Al- Mounquil, Al-Forqan, L´Eveil, Al-Sahwa, Al-Hidaya, Al-Balagh...

Una vez acallada la prensa opositora se da via libre a medidas represivas masivas y generalizadas no sufridas desde la epoca del colonialismo francés, que suponen la extensión de la práctica de las torturas sin limite de edad o sexo -cincuenta son los casos con testimonios en que el resultado de ellas ha sido la muerte del detenido desde el 92 al 94-, varios centenares de ejecuciones extrajudiciales individualizadas y colectivas, chantajeando posteriormente a las familias de las víctimas con no entregarles los cadaveres si aquellos no firmaban un certificado conforme la muerte se habia producido en un enfrentamiento militar; la apertura de verdaderos campos de concentración, hasta un número de once, en el desierto saharaui donde se encarcela inmediatamente alrededor de 10.000 militantes, simpatizantes y familiares de islamistas, "que aunque no habían cometido ningún delito, estaban considerados por las autoridades como peligrosos para la seguridad del Estado". La situación de estos presos asi como las medidas represivas adoptadas fueron denunicadas en su momento por Amnistia Internacional y la Liga Argelina de Defensa de los Derechos Humanos con especial mención de las condiciones de detención y malos tratos que se daban en los campos de Ain Amguel (Tamanrasset), Ougroute (Adrar) y de Ourgla.

La primera denuncia pública contra el uso de la tortura por parte de los "servicios de seguridad" fue realizada durante el proceso contra los presuntos autores del atentado contra el aeropuerto de Argel el 26.08.92, que provocó nueve muertes y 123 heridos. M. Hocine Abderrahim, diputado del FIS antes del golpe y ex-director del gabinete de Abassi Madani, afirmó: "tuve que ser llevado dos veces al hospital militar An.Nadja con la cabeza totalmente abierta, siendo reinterrogado nada más volver a manos de la policia. Juraba no tener nada que ver con el atentado y los golpes contra mi cabeza los intensificaron, pensaba que me volvería loco bajo la tortura..."

Otro acusado en el mismo proceso, M. Mohamed Ronabhi presentado como uno de los cabezillas de la operación, denunció su brutal castracción durante los interrogatorios a que fue sometido para que se autoinculpara del atentado -esta brutal tortura ha sido empleada posteriormente a éste caso en otras multiples ocasiones según testimonios internacionales de defensa de los derechos humanos-. Amnistia Internacional, en su dossier anual de 1993, denunciaba "los casos de tortura y malos tratos imputables a los miembros de las fuerzas de seguridad " citando en particular el caso de M. Nadir Hammoudi, "detenido el mes de noviembre de 1992 y retenido durante 25 días en la comisaría de policia de Bab Al.Oued, donde fue torturado; con la cabeza tapada fue golpeado brutalmente y quemado con cigarrillos en todo el cuerpo...", sufrió igualmente la tortura denominada el sifón consistente en que mientras te taponan la nariz te hacen ingerir una mezcla de agua con orina y productos químicos.

Así fueron los inicios de un nuevo y dramático golpe militar que volvió a encauzar Argelia por su tradicional sendero de militarismo y autoritarismo, tras un breve período de resquebrajamiento de la dictadura, que trajo consigo ciertos signos esperanzadores para la tan esperada y deseada libertad, no ya solo para el pueblo argelino sino para todo el Magreb.

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