EJEMPLO DE LA GUÍA DIDÁCTICA DEL DOSSIER

- UNIDAD DE 2º CICLO DE ESO

TÍTULO Un mundo injusto: dos jornadas y una explotación

OBJETIVO ESPECÍFICO

Descubrir y comprender las diferencias y contradicciones que genera el mundo en el que vivimos, una de las cuales implica directamente a la infancia y la adolescencia: la explotación laboral. A partir del conocimiento de los problemas podremos adquirir la conciencia de intentar solucionarlos.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
 

- CONCEPTOS  - PROCEDIMIENTOS  - VALORES Y ACTITUDES  - PAUTAS DE INTERVENCIÓN PEDAGÓGICA
  Las ilustraciones nos muestran algunas de las actividades que caracterizan la cotidianidad de los chicos/as de su edad –o menores– y permiten introducir al alumnado en el conocimiento de las injusticias sociales y en el reconocimiento de su propia fortuna. Además, procedimentalmente, posibilita la observación, deducción, comprensión, reflexión e implicación por parte de los alumnos, para que saquen sus propias consecuencias y elaboren criterios que enriquecerán un debate posterior.

- ACTIVIDADES DE AMPLIACIÓN Y REFUERZO

Se puede ampliar esta unidad, si se desea por parte del profesorado o en respuesta a un deseable interés del alumnado, con la propuesta de una pequeña investigación sobre el tema acudiendo a la lectura y el comentario de aquellos artículos periodísticos encontrados sobre el tema y que hayan resultado especialmente impactantes.
 
- FICHA PARA EL ALUMNO

EJERCICIO

1.- Explica, brevemente, el significado de las ilustraciones observadas, según tu criterio.
2.- Comenta si ves alguna relación entre la explotación de la infancia y la pobreza.
3.- Relaciona el problema expuesto con los siguientes conceptos:
 - Los protagonistas, ¿tendrán una “esperanza de vida” mayor, o menor?
 - ¿Se dan altas “tasas de natalidad” en alguno de los dos casos? ¿En cuál? ¿Por qué?
 - Haz la misma reflexión respecto a las “tasas de mortalidad”.
 - ¿Qué puedes deducir en referencia al “analfabetismo”?
 - ¿Y respecto a la “malnutrición”?
4.- ¿Cómo describirías la “calidad de vida” de la infancia que padece explotación laboral?
5.- ¿Conoces algún caso de trabajo infantil? Coméntalo.
6.- Contesta verdadero (V) o falso (F) a las frases siguientes:
 - “Sin justicia en el mundo, la infancia de los países pobres está siempre en peligro de explotación.”     (V / F)
 - “Podemos definir el trabajo infantil como un ejemplo más del derecho a trabajar de los ciudadanos.”  (V / F)
 - “Por presión de las ONGD, el Gobierno firmó un Estatuto del Menor, comprometiéndose a proteger a la infancia y la adolescencia del Brasil, pero no lo cumple.” (V / F)
7.- Haz una breve reflexión sobre las expectativas de futuro que tiene por delante cada uno de los protagonistas.
8.- Para finalizar sería útil y especialmente interesante:
 - Conocer tu opinión sobre el tema que nos ocupa.
 - Saber qué harías si tuvieras las influencias sociales imprescindibles para poder realizar el cambio.

Prepárate para participar en un debate con tus compañeros.


FICHA INFORMATIVA SOBRE EL TRABAJO INFANTIL Y LA EXPLOTACIÓN LABORAL DE LA INFANCIA:

250 millones de niños y niñas explotados

“En Malasia, niños y niñas trabajan hasta 17 horas diarias en las plantaciones de caucho, expuestos a las picaduras de insectos y serpientes. En Tanzania recogen café corriendo el riesgo de inhalar pesticidas. En Portugal, niños y niñas de sólo 12 años trabajan en la construcción.
La explotación laboral de la infancia vulnera todos los derechos de la Convención sobre los Derechos de la Infancia.
En un mundo donde existe una gran acumulación de tecnología y de conocimientos fáciles de compartir, no puede haber excusas para no garantizar los derechos de todas las niñas y todos los niños, especialmente de los más desfavorecidos."

- ¿Cuántos niños y niñas trabajan?

No se sabe exactamente; en muchos países se supone que estos datos no existen o a veces se constata que este trabajo es “invisible” (sector doméstico, hogar, campo...). A pesar de todo, la cifra es del orden de los 100 millones.
La inmensa mayoría de las niñas y los niños trabajadores vive en África, Asia y América Latina. La mitad se encuentra en Asia. El número decrece cuando aumenta la renta per cápita, se extiende la educación básica y disminuye el tamaño de la familia. En Europa del Este y en la central, el trabajo infantil se ha extendido considerablemente a partir de los bruscos cambios provocados por el tránsito hacia una economía de mercado.

- Las raíces del trabajo infantil

Hay tres factores clave que conducen hacia el trabajo infantil:

Fuente: Informe sobre el estado Mundial de la Infancia. Carol Bellamy, directora ejecutiva de la Unicef.
 
-¿Qué dice la Unicef?

Según la Unicef, el trabajo infantil supone condiciones de explotación si se dan las siguientes circunstancias:

- Hablemos del trabajo de niños y niñas
  También puede ser que se vean obligados a trabajar desde los 8 años en la elaboración de ladrillos y tejas en Colombia y Perú, o en plantaciones de azúcar en Brasil o de té en Nepal. También existe el trabajo en la calle, lustrando zapatos, limpiando, etc.

- ¿Sabías que...?

1. El coste estimado de la escolarización de todos los niños y niñas en el año 2000 sería de 6.000 millones de dólares anuales, además de los gastos actuales. Puede parecer una cantidad muy alta, pero representa tan sólo el 1,1% de los gastos mundiales en armamento.

2. El Banco Grameen de Bangladesh ha conseguido un gran reconocimiento internacional por sus éxitos en la concesión de créditos a los miembros más pobres de la sociedad, en su gran mayoría mujeres.

- ALGUNOS DATOS

FICHA INFORMATIVA: Un caso real
IQBAL MASIH, EL NIÑO ABOGADO
Tenía doce años cuando la muerte le sorprendió en Muridke, una aldea de campesinos cristianos próxima a Lahore, en Pakistán. Aquel 16 de abril pasado un certero disparo acabó con la vida de quien se había convertido en la voz y la esperanza de millones de niños paquistaníes que, a cambio de una rupia diaria que ni siquiera reciben, son esclavizados por sus padres en las fábricas de alfombras. Doce horas de trabajo al día por una rupia, poco más de cuatro pesetas. Iqbal Masih había sido uno de ellos, la misma historia. Con cuatro años, sus padres lo habían vendido por 2.000 pesetas. Los seis años siguientes los pasó encadenado a un telar. Sus finos y ágiles dedos infantiles eran la garantía de la calidad de las alfombras, una de las principales fuentes de ingresos de Pakistán. Sólo ellos son capaces de apretar tan estrechamente los nudos.
Un día, Ehsan Khan recaló en Muridke. Este defensor de los derechos humanos se encontró con Masih en el rincón de una sala. Su descripción del niño esclavo no pudo ser más estremecedora: “Iqbal tenía diez años y la respiración de un anciano. Me pareció aterrorizado.” Aquel casual encuentro cambió la vida de Masih. El contacto con una voz nueva y diferente le hizo perder poco a poco el miedo atroz a un patrón que no dudaba en azotar a sus empleados. De la noche a la mañana, sin más apoyo que su tesón, se convirtió en un improvisado líder sindical. Denunció públicamente las inhumanas condiciones laborales, el horario y el régimen esclavista que condenaba a la miseria y a la muerte a muchos niños como él en todo Pakistán.
Su voz no cayó en saco roto, y numerosas asociaciones humanitarias comenzaron a prestar oídos a una situación que contravenía los derechos infantiles y que el Gobierno de Pakistán había preferido ignorar hasta la fecha a pesar de los acuerdos internacionales suscritos. En 1992, el Islamabad, el partido en el poder, había firmado la Convención contra el trabajo infantil poco después de que hubiera prohibido la esclavitud por deudas. Sin embargo, tales medidas del Gobierno de Benazir Bhutto, papel mojado en la práctica, no consiguieron frenar la codicia de los patronos que esclavizan a más de cinco millones de niños paquistaníes menores de catorce años. Pero la cuenta atrás había comenzado.
Lo que no conseguía la tímida voluntad política amenazaba lograrlo Iqbal Masih, que ya había atraído el interés de numerosas organizaciones internacionales. Iqbal Masih proseguía incansable su lucha. Una mañana decidió no regresar nunca más a la fábrica, un gesto que para muchos significó su segura condena a muerte. Cambió el telar por las plazas y por la denuncia. Su voz y su frágil físico llegaron a conmover tanto que la misma primera ministra Bhutto endureció las leyes que regulan el trabajo infantil al tiempo que numerosas fábricas de tapices eran cerradas en la región de Lahore.
A pesar de las amenazas de muerte, siempre rechazó la escolta policial, incluso trasladarse a la capital o a un lugar más seguro. Prefirió quedarse entre los suyos, entre los parias y los desposeídos. Y allí, en Muridke, en diciembre de 1994, recibió una invitación para acudir a Boston a recibir el premio Reebok, instituido para reconocer las actividades en pro de la infancia. Fue su última aparición pública antes de ser asesinado y, paradójicamente, coincidió con un reportaje de la cadena CBS en el que se denunciaba cómo la misma empresa que le otorgaba el premio utilizaba mano de obra infantil en sus fábricas de Pakistán.
Masih quería ser abogado. Una bala asesina truncó su sueño. El suyo y el de millones de niños en su país que encontraron en su denuncia el camino de la esperanza. El día del entierro miles de personas acompañaron el féretro. Entre lágrimas dieron sepultura al defensor más elocuente de la causa más justa. Un sacrificio que aquel día suplicaron que no hubiese sido en vano.