REHABILITACIÓN
 

En 1994 la fundación Rugmark continuó como una iniciativa bisagra apoyada por propagandistas, grupos de consumo, fabricantes de alfombras y organizaciones internacionales como UNICEF. Durante los dos primeros años y medio de su operación, Rugmark concedió licencias a 144 exportadores, que operan en 17859 talleres, mientras que 466317 alfombras fueron certificadas, etiquetadas y puestas en el mercado. La mayoria de estas se exportan a alemania, el importador más grande del mundo de alfombras orientales, y aproximadamente un tercio del total de las alfombras que se exportan a Alemania, ahora llevan la etiqueta Rugmark. Un número creciente de importadores en otros países, incluyendo Canadá, Países Bajos, Suiza y los EE.UU. están pidiendo alfombras con la etiqueta Rugmark.

    El éxito de Rugmark depende le la honestidad y la eficiencia de sus inspectores. Hay doce de estos trabajando en el cinturón de la alfombra y desde que empezaron se han encontrado trabajando 942 niños/as de manera ilegal en 555 telares, en cuyo momento preciso los dueños de los telares o bien sacaban a los niños del trabajo o se les sacaba a ellos mismos fuera de la organización Rugmark. De los 18000 telares, el 10% de ellos se inspeccionan cada mes y los mismos inspectores no saben hasta la mañana que telares se tienen que visitar ese dia.

    Las alfombras con la etiqueta Rugmark tienen sus propios números, que identifican el telar y el exportador. La red de control es tan eficiente que hasta ahora no se ha identificado ninguna alfombra etiquetada que sea falsa.

     El sistema de inspección lo pagan los exportadores que contribuyen con una tarifa del 0,25 % del valor de exportación de la alfombra. Mientras tanto, los importadores de las alfombras Rugmark han acordado contribuir con el 1% del valor de exportación al fondo que administra la UNICEF. Esto se utiliza exclusivamente  para llevar dos centros especiales en la región de Bhadolgxy: Escuela primaria Rugmark, la cual se inaguró en agosto de 1996 en el pueblo de Jagpur, que acoge a 300 niños tegedores de alfombras y el centro de acogida Balash Raya en Gopiganj anteriormente mencionadopor  Vinod. Este fué abierto en octubre de 1996 y es un centro de rehabilitación para 75-100 menores tejedores.

    Cuando visité Balashraya había 30 niños viviendo allí, de los cuales 17 habían estado trabajando en telares familiares y los otros 13 habían sido mantenidos en la más pura esclavitud.

    A los menores  se les enseña lectura básica, escritura y aritmética, pero también participan en discusiones de toma de conciéncia sobre la salud, temas sociales y legales. Se les anima también a desarrollar cualidades de liderazgo, disciplina y preocupación por los explotados/as.

    En la escuela de Rugmark, mientras,los 250 alumnos reciben uniformes gratis, libros y papel (material escolar) y lo más importante de todo en términos de garantizar la plena asisténcia , una comida de mediodía nutritiva y gratis. En este asunto Rugmark es una historia de éxitos. Pero ya están surgiendo inevitablemente nuevos retos. Un número de fabricantes de alfombras se están trasladando al estado vecino de Bihar. Los fabricantes se están introduciendo cada vez más en los pueblos más empobrecidos de este estado, donde el trabajo infantil es más barato y más abundante.

      Alrededor de 5000 telares se han instalado en el distrito Garhwa de Bihar. La mayoría de niños que comprobé trabajando en los telares en Garhwa pertenecían a comunidades tribales o musulmanas.

    En el pasado los niños de estos distritos a menudo emigraban al cinturón de la alfombra buscando trabajo. Ahora los trabajos vienen a ellos.

    “Desde que tenía 7 años -dice Ansari de Garhwa- he estado trabajando en el telar, propiedad de mi tio materno. Luego, su fabricante le pidió que convirtiese el telar en un lugar más seguro donde no hubiesen redadas o chequeos repentinos realizados por los activistas de los derechos de la infancia. Me pagan 1000 rupias por una  alfombra que normalmente lleva 3 o 4 meses tejer, y por ello tengo que trabajar de 12 a 16 horas diarias en el telar" .
 
     Rugmark hasta ahora ha tenido un éxito considerable ya que provee de un módulo que establece y garantiza que la alfombra está fabricada sin trabajo infantil, es económica y competitiva en los mercados nacionales e internacionales. Ello nos demuesta que los modelos de trabajo se pueden reformar a partir de las ONGS, movimientos sociales, exportadores e importadores más que por un nuevo régimen de política internacional impuesto por el proteccionismo de los países ricos o de los designios de su criatura, la Organización del Mercado Mundial.

    Rugmark necesita ampliar sus areas de operación. Si no los telares continuarán moviéndose a areas alternativas donde el trabajo infantil es abundante. También necesita tener una estrategia a largo plazo para desarrollar la industria de la alfombra, de la cual dependen para su supervivencia  la población rural desposeída y la  población pobre de las ciudades.

     Pero la iniciativa Rugmark aún es un rayo de esperanza. Debe continuar con el mismo espíritu  y determinación, luchando por un  mundo libre de explotación y trabajo infantil.