Ivana, 11 años, de Cepin |
Alik,13 años, refugiado Los soldados nos ordenaron que saliéramos de nuestra casa y luego la incendiaron. Después nos subieron a un tren y ordenaron a los hombres que se echaran en el suelo. Eligieron a los que iban a matar. Señalaron a mi tío y a un vecino. Luego los ametrallaron. Después metieron a las mujeres en los vagones delanteros del tren y a los hombres en los de atrás. Cuando el tren comenzó a moverse, desengancharon los vagones traseros, y sacaron a los hombres y se los llevaron a los campos. Yo vi todo eso! Ahora no puedo conciliar el sueño. Hago esfuerzos por olvidar, pero es inútil. Creo que me será difícil volver a sentir algo alguna vez. |
Roberto, 10 años, de Pula. Si yo fuera presidente, los tanques serían casitas para que jugaran los niños. Bolsitas de caramelos caerían desde el cielo. Los morteros dispararían globos de colores. Y en los campos crecerían las flores. Todos los niños del mundo dormirían en paz, sin el ruido de alertas y disparos. Los refugiados volverían a sus hogares. Y empezaríamos de nuevo. |
Lana, 8 años, de Sarajevo Nos quedarnos cinco meses en casa de mi abuela. Había muchos bombardeos, ataques aéreos y alertas generales. Muchos edificios se incendiaron y en cada casa cayó al menos un obús. Mak y yo dormíamos en el suelo y mamá y papá en un sofá. No teníamos mucho para comer, sólo arroz, espagueti y a veces alubias. No había más legumbres, solamente un tomate cortado en tres partes para Mak, Deni y para mi... Todos perdimos peso, menos Asja. No recibe ayuda humanitaria alguna, pero se come la nuestra. Pobrecita, nunca sale a correr, pero al menos es más feliz que otros perros que han perdido a sus dueños. |
Edina, 12 años, de Sarajevo En mis sueños camino entre las ruinas de la parte vieja del pueblo buscando un pedazo de pan duro. Mi madre y yo respiramos el humo de la pólvora. imagino que es el olor de los pasteles, de las tortas y del kebah. Suena un disparo en una colina vecina. Nos apresuramos. Aunque sólo son las nueve bien podríamos estar corriendo hacia "nuestra" granada. Se oye una explosión en la calle de la Dignidad. Hay mucha gente herida: hermanas, hermanos, madres, padres. Me acerco y toco una mano herida y temblorosa. He tocado la muerte en persona. Aterrada, me doy cuenta de que no es un sueño. Es sólo un día más en Sarajevo |
Nemanja, 11 años, de Sutomore Te hablo a ti, que fuiste forzado a dejar tu plaza y tu calle, la casa donde vivías y tu cuarto de niño. Así como tú sufres, sufro yo, y tampoco a mis noches no acude el sueño. Te aseguro que ya no juego a pelota como antes ni tampoco canto como solía. He guardado mi bicicleta y he guardado mi sonrisa. He guardado mis juegos y también mis bromas infantiles. ¿Será muy larga la espera?. No quiero llegar a viejo siendo aún un niño y tengo miedo por ti: miedo de que el lugar donde naciste sea pronto olvidado. Por todo eso, amigo, bienvenido a casa. Compartiremos el mar y la belleza de una tarde de verano. Gozaremos con el canto de los pájaros y haremos juntos nuestras tareas del colegio. |
Kazimir, 13 años, desalojado Una granada cayó en nuestro refugio Tuvimos que caminar sobre los cuerpos de los muertos para salir. Mientras tanto los tiradores escondidos disparaban sobre nosotros. Mi padre fue uno de los heridos y se lo llevaron al hospital. No lo hemos visto desde entonces, pero tengo esperanzas de que todavía esté‚ vivo, tal vez en uno de los campos de internamiento. Trato de no hablar de estas cosas, pero estoy tan angustiado que no ceso de tener pesadillas sobre lo que sucedió. |
Lepa, 11 años, de Belgrado No soy una refugiada pero comprendo el temor y el sufrimiento de los niños. Mi padre es croata y mi madre serbia, pero yo no sé qué soy. Mis hermanos, mis hermanas, mis abuelos, mis tías y mis tíos están todos en Croacia. No los he visto desde el comienzo de esta horrible guerra. Ha pasado más de un año desde que oí sus voces por última vez. Y el único lazo entre nosotros son las cartas, más cartas y sólo cartas... |
Zana, 12 años, refugiada de Breko Si tan sólo supieras lo que significa tener a tu padre en la guerra. Huyes de la miseria, pero la miseria te persigue. No sabes nada de tu padre, y un día todo te parece negro y de repente tu padre está en la puerta. Se queda contigo unos pocos días y después la felicidad de nuevo se desvanece. Mi corazón late como un pequeño reloj. Apenas puedo escribir estas líneas porque mi padre, una vez más, no está aquí conmigo. |
Nedim, 5 años, refugiado Tenía un triciclo nuevo rojo y amarillo, con un timbre... ¿Os parece que también habrán destruído mi triciclo? |
Índex Annexos |