Publicado el
Jueves
15 abril
1999




Un ataque de la OTAN destruye un barrio residencial y causa la muerte de una docena de civiles

«Murieron mis vecinos, dos aquí y dos allí», relata un testigo del ataque en Aleksinac, a 200 kilómetros de Belgrado

JOSÉ COMAS, ENVIADO ESPECIAL
Aleksinac
La guerra sacó a relucir su rostro horrible en el día 14º de ataques de la OTAN contra Yugoslavia. En la noche del lunes, en la ciudad serbia de Aleksinac, de unos 20.000 habitantes, situada 200 kilómetros al sureste de Belgrado, las bombas mataron a una docena de civiles, según fuentes oficiales del Gobierno serbio, y dejaron heridos a más de 20. Además, las bombas destruyeron unas 20 casas y dejaron dos calles arrasadas casi por completo. A primera hora de la tarde de ayer, Aleksinac se encontraba todavía sumida en la desolación y el llanto de los afectados, que buscaban rescatar alguno de sus enseres entre las ruinas de las casas derrumbadas por las bombas. La OTAN ha reconocido que se pudo cometer un "error".

A las 21.40 del lunes se acabó la precisión en los ataques de la OTAN. Las bombas cayeron sobre dos calles habitadas por ciudadanos de a pie, sin nada que ver con los militares yugoslavos o la policía serbia. La acción de guerra parece carente del menor sentido, desde el punto de vista militar. La única explicación posible sería la proximidad de un cuartel del Ejército yugoslavo que, sin duda a estas alturas, se encontraba ya vacío.

A Aleksinac le llaman en Yugoslavia "la ciudad de las viudas y huérfanos". Sus minas de carbón son peligrosas y allí se producen muchos accidentes mineros. En 1989 murieron 92 mineros en el peor de todos los accidentes. Ahora, Aleksinac entrará en la historia de los horrores de esta guerra por haber sido escenario del primer bombardeo grave contra la población civil.

En la calle Dusana Trivunca, unas 10 casas de un lado están destruidas casi por completo, y las de la acera de enfrente, muy dañadas. Una señora mayor, Kosovka Simonovic, explica: "Mi casa quedó destruida ayer sobre las nueve y media de la noche. Estábamos sentados aquí y oímos los aviones. Mi hija y un amigo suyo salieron y regresaron gritando: '¡Rápido, los aviones!'. Mi nieto estaba en el lavabo y yo le llamaba, pero la bomba explotó. Como yo estaba junto a la puerta, puse el cuerpo para que nada cayera sobre él. Se oyeron tres bombas. No sé si hubo más. De mi familia, nadie está herido, pero el amigo de mi hija se quedó en la calle y está herido. Murieron mis vecinos, dos aquí y dos allí. La explosión fue fortísima. Mi nieto me llevó al sótano y, a partir de ese momento, ya no sé nada. Al salir del sótano vi la casa de Sofija en llamas". Sofija Radojicic, de 79 años, y su marido, Jovan, de 73, se encuentran entre los muertos del bombardeo.

Un ruido horrible

Unos metros más allá, Zora Milikovic, una diseñadora de modas de 40 años, relata: "Conozco a los muertos de esas dos casas. En ese edificio situado detrás de mí no se sabe cuánta gente quedó atrapada. Hay muertos también del lado del mercado. Oímos las sirenas, pero no nos dio tiempo a escondernos. Había un ruido horrible, debían ser unos cinco o seis aviones, y apenas salimos a la puerta. Yo me desmayé unos 15 minutos y, al volver en mí, me di cuenta de estas heridas en mi brazo y una pierna. Estoy embarazada de cuatro meses y estoy sangrando. No sé cómo acabará el embarazo. Aquí no hay refugios. ¿Adónde podíamos ir? Debajo de la mesa o detrás de la puerta. Acaban de sacar dos muertos de esa casa. Era horrible".

En lo que queda de la casa de enfrente se desarrollan escenas desgarradoras. Dos mujeres escarban en los escombros de lo que fue la casa de sus padres en medio de sollozos. Recogen un equipo portátil de música destrozado y, más allá, una copa entera o un florero que no se rompió. Una de ellas, Novka Zdravkovic, se pregunta entre sollozos: "¿Cómo quieren que sea fuerte? ¿Qué le digo a Clinton? ¿Acaso era éste un objetivo militar? No me ha quedado ni el recuerdo de mi madre".

La mujer se dirige a un teniente coronel del Ejército yugoslavo y le pide que se lleve a los periodistas: "Llévenselos. Le ruego que se los lleven. Estamos enterrando a mis padres y vosotros lo convertís en un circo. Los encontramos con las cartas en la mano. Estaban jugando a las cartas". El militar abraza a la mujer. Se advierte que el soldado pugna con las lágrimas.

"Alumnos de Hitler"

Iván Zdravkovic, un jubilado de 58 años, es el marido de una de las hermanas. Dice: "Ellos [los aliados] son alumnos de Hitler". Y empieza a lanzar improperios contra el secretario general de la OTAN, Javier Solana, al descubrir la nacionalidad del periodista. Explica luego en alemán que trabajó en Suiza con muchos españoles, con los que tenía muy buenas relaciones.

Milivoje Petrovic relata: "Oímos las explosiones, pero pensamos que era mucho más lejos, porque aquí ya bombardearon una vez hace días y no hay objetivos militares, ni siquiera industria. Todo duró unos 10 minutos. Clinton, que se suicide y a escondidas, porque no quiero verlo ni muerto. Hitler no bombardeaba Aleksinac".

Javorca Ilic, una mujer de 65 años, se encuentra presa de gran agitación y, en medio de sollozos y lágrimas, lanza una catarata de palabras que salen sin parar de su boca, al mismo tiempo que aumenta su excitación: "La [secretaria de Estado de EE UU, Madeleine] Albright se educó aquí y ahora dice que no le importa que mueran 500 niños para cumplir su objetivo. Dígame usted: ¿es correcto que sobrevivan los más fuertes? ¿Y los demás? ¿Que se mueran todos? No es verdad que no podíamos vivir juntos. Yo tengo en mi familia húngaros, rumanos y albaneses, y vivíamos en paz. En la última guerra, los alemanes mataron a mi padre y echaron a mi hermano de tres meses al fuego, pero ellos eran mejor que éstos. Hitler no hizo ni una parte de lo que hace esta canalla americana. Somos un pueblo pequeño, pero de gran corazón. Nunca quisimos nada de nadie. ¿Por qué nos hacen esto?".

[El general de brigada británico David Wilby, uno de los responsables militares de la Alianza y portavoz aliado, reconoció ayer que "se pudo cometer un error" en el ataque a Aleksinac, que atribuyó a un defecto en el sistema de guiado del misil, informa la agencia France Presse.

La OTAN habló de la muerte de cinco civiles y dijo que el objetivo era bombardear los cuarteles de la ciudad. Un responsable del Pentágono dijo que "las primeras informaciones indicaban que uno de los proyectiles cayó al lado de su objetivo". Es la primera vez, desde el inicio del ataque aliado, hace dos semanas, que la Alianza reconoce haber provocado la muerte de civiles].

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