KOSOVO, ENTRE LA VIOLENCIA Y LA NO VIOLENCIA
"Cuando estalle la violencia, comenzarán a llegar los aviones llenos de diplomáticos. Es por eso que pequeños grupos violentos (en Kosovo) intentan dinamizar la situación y llamar la atención internacional", advirtió en diciembre de 1997 Veton Surroi, redactor jefe del diario independiente en albanés en Kosovo, en el curso de una conferencia de paz celebrada en Washington.
Ayer, 2 de marzo, durante la brutal represión policial sobre la población albanesa en Pristina, él se puso al frente de las manifestaciones no violentas en las cuales tomaron parte varias decenas de miles de personas. Surroi, junto con otros intelectuales albaneses, se interpuso, con su cuerpo, entre los representantes super armados del terror del estado y pacíficos manifestantes. Pidió a la policía que no interviniera. Las fuerzas especiales de la policía serbia se abalanzaron contra él, sus colegas y los manifestantes, sentados en la calle principal de Pristina. Son precisamente ellos/as los que fueron calificados por los representantes del estado serbio, la prensa del régimen y, lamentablemente, por la mayor parte de los partidos opositores serbios, como "terroristas".
Veton Surroi y muchos/as otros/as "saltadores de muros étnicos" entre la población albanesa de Kosovo, están construyendo desde hace años los puentes empeñándose en la cooperación, la confianza, el diálogo, abriendo espacio en su diario también a los/as "saltadores de muros étnicos" entre el pueblo serbio. Lo hace sin renunciar a su propia identidad y su pertenencia a un pueblo, expuesto desde hace más de una década a la discriminación más cruel, a la violencia, al apartheid institucionalizado. Veton Surroi y muchísimos otros/as albaneses/as de Kosovo sienten con razón, como es injusto y falso identificar a todo un pueblo con pequeños grupos armados que han recurrido a la violencia armada. Sobre esos grupos armados circula un montón de versiones. Sus "hazañas" hacen que la gente sólo se percate de la violencia y no de la injusticia y las causas de ella. Es obvio que esos actos violentos justifican un ilimitado terror de estado, que en la mente de la gente en Serbia legitiman la más brutal respuesta, como justa y necesaria.
Es así que, tras los eventos trágicos del último fin de semana (entre la población albanesa más de 20 víctimas y 4 entre los integrantes de fuerzas especiales del ministerio del interior de Serbia) se hizo realidad lo que advirtieron los pacifistas de que "el mundo sólo entiende el lenguaje de las armas y no el de la no violencia". Es así que ya llegan aviones llenos de diplomáticos, convocan reuniones urgentes en los foros de la comunidad internacional, CNN y otras redes mundiales de TV transmiten las imágenes de la violencia en Kosovo. ¿Dónde se habían perdido durante todos estos años de acciones no violentas del pueblo albanés en Kosovo? Naturalmente la no violencia no es "noticia" mientras que la muerte y el sufrimiento de la población civil se cotizan altamente en el mercado del morbo.
Las señales de la guerra en Kosovo son visibles desde hace tiempo. ¿Será que la comunidad internacional en Kosovo, como en el caso de Bosnia, recuperará los sentidos con posterioridad? Ismet Haydari, conocido comentarista del diario Nasa Borba se preguntaba en enero del 98 desde Kosovo: ¿Será que las víctimas se convertirán sólo en cifras estadísticas y los Balcanes vivirán otra más de las "misiones humanitarias planetarias" para tranquilizar las conciencias y militarizar aún más esta área? Las visiones del horror en Kosovo fueron profetizadas, con obvio cinismo, hasta por los expertos en varios seminarios. "En un seminario en Noruega, los expertos estuvieron explicándonos el conflicto en Kosovo. Se me ponían los pelos de punta: hablaban de los refugiados albaneses en Macedonia, repitiendo que el conflicto era inevitable, presentaban las cifras de las futuras víctimas, los refugiados, las fronteras. Esto lo escuché hace dos años, …" nos contó hace diez días en Kosovo, una activista albanesa de los derechos humanos de la mujer. De hecho, a comienzos de febrero del 98, el presidente macedonio, Kiro Gligorov, habló sobre "los corredores para más de 400.00 refugiados albaneses" que supuestamente abandonarían Kosovo a través de Macedonia. Al igual que en años anteriores, años de conflictos bélicos en los Balcanes, las actividades de no violencia de pequeños grupos nunca han suscitado la atención de los grandes medios de comunicación mundiales.
Actualmente se repiten las imágenes como para reforzar el estereotipo sobre los Balcanes como zona de odio, violencia, intolerancia. Ayer, 2 de marzo, tras la represión brutal en la que la policía apaleó a varios centenares de ciudadanos/as albaneses, acorralándolos por los parques, callejuelas, …, tras irrumpir en KOHA DITORE y apalear a los periodistas, no se pudo oír una palabra en albanés en la calle principal de Pristina. La radio independiente belgradense B92 comunicó que "los serbios salieron a sus balcones para saludar a la policía, gritando y pidiendo aún mayor violencia…" Lo mismo que, cuando en septiembre de 1991, en trance patriótico, arrojaban flores (en Nuevo Belgrado) a los tanques del JNA (ejército popular yugoslavo) que emprendían el camino para destruir Vukovar.
También ayer, en el parlamento federal, con un minuto de silencio, los diputados sólo rindieron homenaje a los policías muertos en Kosovo. Después competían en la expresión del odio e ira contra el pueblo albanés en Kosovo; competían en patriotismo, reclamando una fuerza aún más brutal porque "después de tanto tiempo, por fin la policía dio una respuesta adecuada y eso no debe terminar hasta acabar la tarea" (partido radical serbio-SRS); instigaban a la guerra, enfatizando en el significado mítico de Kosovo para la identidad serbia "toda Serbia se alzará en pie" (Movimiento de renovación serbia-SPO); rechazaban enérgicamente toda idea de que el atropello de los derechos humanos en Kosovo es un asunto internacional y repitiendo sin parar que "Kosovo es un asunto interno de Serbia" (Izquierda unida yugoslava-JUL), etc. Más tarde votaron por el presupuesto federal como acto de supremo patriotismo. "La guerra en Kosovo es obvia y sería fatal para el país y el pueblo no votar este presupuesto" (SPO). Naturalmente, la mayor parte del presupuesto será asignada al ejército y la policía para nutrir la maquinaria de represión. Los diputados "han expresado su reconocimiento a los policías por su valentía" (SPS-partido socialista serbio, principal partido del gobierno). El Ministerio del Interior dio a conocer inmediatamente que las manifestaciones "de apoyo al terrorismo no serán permitidas" y como siempre hasta ahora ese ministerio, con el pleno apoyo de la mayor parte de los partidos opositores y de la opinión pública en Serbia, determinará arbitrariamente "el carácter" de esas manifestaciones.
La situación llega a ser muy compleja en Serbia para los/as que piensan de manera diferente, tanto del régimen como de la mayor parte de "partidos opositores". Como había dicho el historiador Iván Djuric, fallecido recientemente: "En los últimos años en Serbia ha sido más fácil sobrevivir políticamente si uno/a se oponía a la agresividad del régimen belgradense con respecto a Bosnia o Croacia, en cambio hasta la conversación más moderada sobre la realidad de Kosovo suscitaba la ira".
La Unión independiente de estudiantes de la Universidad de Pristina (en albanés) convocó en febrero pasado para el 13 de marzo 98 nuevas manifestaciones no violentas. Hace diez días estuvimos en Kosovo Bojan y yo (Mujeres de Negro) junto con nuestra amiga Concha, activista por la paz de Madrid. Albin, Mihana, Mohamed, Milot y otros de la Unión independiente denunciaron la represión recrudecida, las formas diarias de guerra de baja intensidad contra la población albanesa en Kosovo. Anunciaron que ampliarán sus reivindicaciones. Además de reclamar el retorno a los edificios públicos universitarios, reclamaran la paz y se manifestarán contra la guerra y la violencia en Kosovo.
Conscientes de la enorme responsabilidad y apoyo que les prestan tanto el pueblo albanés en Kosovo como el mundo y conscientes de las expectativas que se cifran en sus acciones, reiteraban su lealtad a la no violencia, a los principios de Gandhi, cuya foto tienen expuesta en un lugar muy visible. La lealtad a la convicción de Gandhi de que "ningún ejército y ninguna policía pueden someter la voluntad del pueblo decidido a resistir con la no violencia" Cada vez que nos solidarizamos con el movimiento no violento en Kosovo, tenemos la pancarta con esas palabras en las calles de Belgrado.
Belgrado, 3 de marzo de 1998. StaÓ a Zajovic