El País Digital

Publicado el
Viernes
16 abril
1999




"Yo he visto a los aviones lanzar las bombas"

Periodistas occidentales cuentan 33 muertos en un escenario apocalíptico, con cuerpos quemados y mutilados

JUANCARLOS GUMUCIO / AFP
Prizren/ Bistrazin
Fue una verdadera masacre. El ataque aliado contra varios convoyes de civiles albanokosovares produjo 75 muertos y 26 heridos, según el Gobierno serbio. El escenario reflejaba el horror más absoluto. Cadáveres desparramados por los campos, vísceras esparcidas por la carretera, ropas ensangrentadas y cadáveres carbonizados. Militares yugoslavos condujeron ayer a varios periodistas extranjeros al camino que une Prizren, cerca de la frontera con Albania, y Djakovica, donde un convoy de tractores, carromatos y vehículos motorizados fue alcanzado por cuatro proyectiles de la OTAN.

En esta localidad, el drama adquirió ayer una visión apocalíptica. Casas quemadas, destruidas, muchas de ellas todavía en llamas, una mezquita derruida y absoluta desolación. Vacas y ovejas vagabundean por el campo sin rumbo y abandonadas. En el hospital de Prizren, Izmet Sulja, un granjero kosovar albanés de 43 años, se recuperaba ayer de heridas en el cuello. En su cama, Izmet relató que encabezaba el convoy cuando ocurrió el ataque, el miércoles poco después del mediodía. "No hubo aviso, solamente nos cayeron las bombas y yo y mi familia saltamos por los aires", contaba.

Izmet perdió a cinco de sus familiares. Había muertos por todas partes. Entre los escombros se hallaron piezas de misiles con el número de registro sin inscripción cirílica, lo que, según Belgrado, desmiente las acusaciones lanzadas por algunos testigos albanokosovares de que hubo participación de fuego serbio. El conductor de un tractor estaba aún inclinado sobre el volante, totalmente calcinado. La cabeza de un hombre joven yacía en las cercanías, cortado por la mitad de los proyectiles.

Belgrado asegura que el convoy estaba escoltado por fuerzas de la policía encargadas de devolver a sus casas a los refugiados que estaban perdidos por la zona. Los coches y los tractores que ya estaban en el puente escaparon al ataque. Pero no los que estaban a unos 50 metros. Ayer por la tarde, un periodista de la agencia France Presse vio 13 cadáveres en este lugar.

Ante el juez de instrucción

En Meja, donde se produjo otro ataque a un convoy de civiles, el mismo periodista contó 20 cadáveres y cuatro heridos en presencia de un juez de instrucción. Los cuerpos de tres chicas adolescentes, de una mujer y de un hombre descansaban sobre mantas. Un poco más lejos, seis cuerpos estaban carbonizados. A 20 metros, una cabeza y un brazo.

"Yo he visto a los aviones lanzar las bombas. Nunca los había visto volar tan bajo", cuenta Agim Silaj, de 32 años, de Djakovica. La columna atacada, inmensa, estaba compuesta por unas 5.000 personas, según este hombre. Los 13 miembros de su familia han sobrevivido. Él asegura que el convoy fue atacado en tres ocasiones. La primera vez estaba a 200 metros del puente. "No comprendimos lo que pasaba, aceleramos, después dos bombas impactaron en el convoy. Los que escaparon huyeron hacia Bistrazin. Allí escuchamos la tercera detonación", asegura. "Los aviones nos sobrevolaban, como si nos siguieran. Volaban de Djakovica hacia la frontera albanesa."

El periodista de France Presse que relata esto pudo acudir ayer a este lugar libremente, junto con otros colegas. En Bistrazin, vieron impactos de obús y lo que parecía un proyectil verde, de unos 40 centímetros con una hélice. En los últimos días estos mismos periodistas habían visto restos parecidos en lugares atacados por la OTAN en Pristina.

En el hospital de Prizren, los periodistas hablaron con 16 heridos. Todos dicen haber oído a los aviones y tres o cuatro explosiones. No había vehículos militares en los alrededores, afirman. "Los nuestros no están tan locos como para sacar nuestros aviones mientras hay F-16 de la OTAN en el cielo", afirma el médico jefe, el coronel Kiril Cvetinov.

En Meja, cerca de la frontera albanesa, un joven kosovar, Muharem Alija, explicó que después del primer impacto se refugió junto a otras personas en un casa. "Escuché los aviones y vi las bombas caer del cielo. Hubo varias explosiones", dijo. "Un proyectil cayó sobre la casa y el techo se desplomó. Yo resulté ileso. Mi padre, herido, pero otras personas quedaron aplastadas". Poco después, se encontraron seis cadáveres entre los escombros.

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