foto Nombre y apellidos: Regina da Silva
Nacionalidad: brasileña
Edad: 29 años
Profesión: agrónoma, trabaja en proyectos de cooperación con el pueblo Krahó (Amazona brasileña).

Si pudiera describir la situación de los bosques, ¿qué diría?
Sin duda alguna, y sin ánimo de ser catastrofista, los bosques están pasando el peor momento de su larga historia por culpa de nuestra ambición y prepotencia. En los trópicos, la deforestación aumenta día a día. Los indígenas, las flores, los ríos, los peces, los colonos...todos sufren las consecuencias. En el norte, la codicia rompe el saco: erosión del suelo, inundaciones, lluvia ácida, incendios forestales, acompañan a unos bosques que, si bien en los últimos años se han estabilizado o incluso aumentado su extensión, cada vez son más pobres en especies y en valor ecológico y paisajístico.

Sabiendo la influencia de la tala comercial en la deforestación, ¿qué propuestas sugerirías para frenar esta tendencia?
Lo primero que debemos hacer es reducir la presión del mercado sobre el bosque. Esto pasa, como en otras problemáticas ambientales, por aplicar las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Ahora bien, el tiempo pasa volando y las hectáreas de bosque cortado o quemado van avanzando. Por eso, estoy a favor de una moratoria en la exportación de maderas tropicales hasta el momento que encontremos la fórmula para extraerlas sin destruir la selva. Y si se extrae madera, debemos evitar la exportación de madera en bruto, es la que reporta menos beneficios a los países productores obligando, precisamente por eso, a cortar mayor número de árboles. De todas las medidas a adoptar, hay una que destacaría sobre las otras; dejar la gestión del bosque en manos de las poblaciones locales e indígenas y lejos de las garras de las grandes multinacionales y de los poderosos locales.

Personalidades del mundo forestal y ambiental argumentan que la prohibición de importar maderas tropicales es contraproducente, entre otras razones, porque no promocionar el buen manejo forestal sino simplemente boicotear el malo, facilita la sustitución de la selva por campos de cultivo. ¿Estás de acuerdo?
Las campañas de boicot realizadas por ONGs ecologistas, indigenistas y de ayuda al desarrollo han facilitado que, en los últimos años, el consumo de maderas tropicales haya bajado en los países industrializados, y eso es muy positivo. Es verdad que hay un sector del mundo ambientalista que no ve otra solución para el bosque que explotarlo económicamente, y que por eso se debe promover una extracción sostenible de madera comercial. Mi respuesta es... y las sustancias medicinales, y la gran variedad de frutos y otros alimentos, y las fibras y aceites naturales, y la mayor variedad de animales y plantas del mundo; ¿no son recursos suficientes para proteger los bosques? En Brasil como mínimo sí! Lo que ocurre es que a veces los árboles no nos dejan ver el bosque.

¿Qué entiendes por gestión sostenible de los bosques?
Para mi, la gestión sostenible de los bosques pasa por imitar lo que han hecho durante milenios las poblaciones indígenas de la selva: vivir y extraer recursos sin destruir el bosque. Si no somos capaces de hacer esto, lo mejor que podemos hacer es abandonar el barco, por incompetentes. Recuerda que el hombre es capaz de acabar en diez minutos con una vida que había tardado centenares de años en constituirse. Triste verdad...

¿Es posible un entendimiento entre todos los sectores implicados en la protección del bosque: ecologistas, productores de madera, ingenieros forestales, comerciantes, etc.?
Con buena voluntad y abriendo la mente, sí. Anteponiendo intereses económicos y verdades absolutas, no.

y la ecocertificación, ¿qué te parece?
Cuando nos pongamos de acuerdo todos los implicados en la gestión del bosque en cuales son los criterios para verificar las certificaciones puede ser una estrategia muy positiva para evitar la deforestación, pero no la única. Se debe insistir en otros aspectos igual o más importantes que el anterior: permitir a las comunidades locales gestionar el bosque sin presión ni control de grandes poderes económicos, uso preferencial de maderas autóctonas o las más cercanas del lugar de consumo, establecer un porcentaje de bosques totalmente protegidos (10, 15, 20%), reutilización de tablas y acabados de madera, campañas de divulgación y sensibilización ambiental, investigación en el campo de los recursos no madereros, etc.