LA HISTORIA DE LOS CAMPESINOS SIN TIERRA

 

En los países tropicales la riqueza está mal repartida. Las tierras fértiles están en manos de unos pocos terratenientes, los "señores". Algunas de estas tierras están infrautilizadas, otras se utilizan para productos de explotación, alimentos de lujo para los consumidores del norte (café, cacao, caña de azúcar, plátanos, piñas, te, etc.). Con la necesidad de exportar para pagar la deuda externa, cada vez más las mejores tierras se dedican a los cultivos de exportación mediante grandes plantaciones.


Si los "Señores" no les dan trabajo a los jornaleros, los campesinos se ven obligados a irse de sus tierras donde siempre havían vivido y trabajado, por eso se les llama campesinos "sin tierra".


Muchos dejarán el campo y emigrarán hacia la ciudad para ganarse la vida, sin destino ni trabajo. La mayoría acabará en las barracas de los barrios marginales de las grandes ciudades del Sur.


Otros entran en contacto con la selva, con un solo objetivo: conseguir un trozo de tierra para cultivar cereales, frijoles y cualquier otra cosa que les permita sobrevivir. Para cultivar todo eso cortan árboles y raíces, lo queman y siembran las semillas.

Los campesinos "sin tierra" caen en la trampa de la ilusión y la ignorancia. Desconocen el terreno, la agricultura convencional está destinada al fracaso. La riqueza de la selva está en la selva, no en la tierra.


Al cabo de uno o dos años, la cosecha no es suficiente para alimentarse, el agua de la lluvia se ha llevado todos los nutrientes del suelo. El nuevo colono tiene que volver a cortar árboles, en busca de tierras mejores... El suelo se degrada, aparece el desierto, la deforestación avanza.


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