RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS: Sistema Meta/deseo.
Stephanie Judson
INTRODUCCIÓN
Este proceso es muy útil para resolver conflictos específicos en un grupo. Se trata de un proceso muy estructurado; de ahí que sea esencial que todo el grupo comprenda que:
Una persona hace de moderadora y otra de «presentadora» (la que tiene el problema). No tienen que ser siempre las mismas las que hacen estos papeles. El moderador/a:
- El problema pertenece a una persona; las demás forman un equipo para resolverlo.
- La persona que tiene el problema no será criticada, sólo se le harán preguntas para pedir aclaraciones.
- Nadie del grupo criticará ni discutirá las ideas de las/os demás.
La dimensión del grupo más deseable es de ocho o diez personas. Durante la sesión los/as participantes apuntan en papeles las ideas que no tienen tiempo de expresar, y se los entregan después al «presentador/a».
- Anima la conversación.
- Ayuda a aclarar las preguntas.
- Escribe (en hojas grandes) todo lo que se dice, utilizando en la medida de lo posible las palabras de los/as que hablan.
- Está atento a la hora.
- Aligera el proceso con entusiasmo.
EL PROCESO
I. Identificar el conflicto
Esta etapa es opcional. Puede suceder que el grupo ya haya decidido el conflicto a solucionar. En tal caso, se elige un presentador/a antes de pasar a la siguiente etapa.
El moderador/a también puede pedir que salgan unos voluntarios/as antes para explicarle sus problemas, luego él/ella elige uno antes de empezar.
- Se hace una «avalancha de ideas» (lista espontánea sin comentarios ni censura) sobre los problemas que le gustaría al grupo tratar. No hay que entrar en detalles; el moderador/a hace una lista, que expondrá a la vista de todos/as.
- Con la ayuda del moderador/a, el grupo decide cuáles son los problemas a tratar, y en qué orden.
II. Explicar el conflicto
- La persona que sugirió el primer problema de la lista se convierte en «presentadora». Durante unos tres minutos, explica los detalles diciendo:
- Por qué es un problema.
- Por qué lo es para ella más que para otras personas.
- Las posibles soluciones que ya haya pensado.
- Cuál sería la solución, por improbable y fantasiosa que parezca, que, de darse, lo arreglaría todo.
Durante estos tres minutos todos/as apuntan sus ideas.
- El moderador/a pregunta al presentador/a cuál es la cuestión que más le gustaría que se tratara. Éste/a contesta con una frase que empieza por «cómo hacer para...» o algo parecido. (Las frases que empiezan así parecen estimular la búsqueda de soluciones.)
El animador/a escribe en una hoja grande este «Cómo hacer para...» y todos los «cómos» que puedan venir luego.
- Todo el grupo, incluido el presentador/a, propone «metas/deseos» sobre el conflicto utilizando la forma «Cómo hacer para...». P. ej., a la pregunta del problema ¿cómo hacer para que el niño/a despreciado por todos/as tenga amigos/as?, las «metas/deseos» podrían ser: «¿Cómo hacer para que todos/as descubran que les gusta el niño/a?» «¿Cómo hacer para que se muera y así todos/as se arrepientan?». Estas ideas absurdas e impensables pueden contener el germen de una solución posible, que pensando de manera más lógica rechazaríamos.
III. Trabajar el conflicto en busca de soluciones
Ahora el grupo puede ocuparse de otra «meta/deseo» o cambiar de problema y de presentador/a.
- El moderador/a pide al presentador/a que elija las ideas más atractivas y que conteste a una de ellas con una «respuesta específica». (Esta respuesta consiste en señalar por lo menos tres cosas interesantes y atractivas de la idea y en identificar un «hueco» que habría que llenar para que fuese posible.) Se apunta todo en una hoja, las ideas buenas a un lado y los «huecos» a otro. Pensar en forma de hoja de balance nos ayuda a encontrar maneras de cambiar positivamente el equilibrio.
- El presentador/a hace una pregunta empezando «Cómo hacer para. . . » sobre el aspecto que todavía hay que trabajar para que la solución sea factible.
- Con la fórmula «Cómo hacer para...» el grupo lanza una avalancha de ideas sobre posibles soluciones o maneras de alcanzar la «meta/deseo».
- desarrolla con el grupo, usando más «respuestas específicas» hasta que se encuentre una o más que el presentador/a considere posibles. Es mejor que sean varias, para que el presentador/a no quede bloqueado en un «o esto o nada».
- El moderador/a pide al presentador/a que explique los pasos concretos que va a dar para aplicar la solución, y que decida un plazo (mañana, la semana que viene) para dar esos pasos.
- El moderador/a entrega al presentador/a todas las hojas en que se han apuntado los «cómo hacer para...». Cuando termina la sesión, el presentador/a puede consultar más a los/as participantes que no tuvieron tiempo para desarrollar sus ideas.
Ventajas del proceso
La aplicación de este proceso en una escuela tiene varias ventajas:
- Es rápido.
- Genera información que puede ayudar a resolver el problema sin discursos ni sermones.
- Elimina la posibilidad de comparar experiencias, dar consejos, o hacer comentarios desesperanzadores.
Paso 1º. Definir el conflicto. PROBLEMAS PARA LLEGAR A UN ACUERDO (Experiencia real)
Chuck y Keith explicaron que las perturbaban el clamor y gritos cada vez que había que elegir a alguien. Dijeron que el problema era suyo pero que esperaban la ayuda de la clase, de Dot y de Mary Alice para buscar la solución.
Paso 2º. Sugerir posibles soluciones.
Cada uno sugirió una manera de elegir la persona, y se apuntaron las ideas en la pizarra, sin debate ni discusión hasta que todos terminaron.
Paso 3º. Evaluar y probar las varias soluciones.
Cada idea se examinó para buscar los posibles defectos y ventajas. Si más de dos personas desaprobaban la idea, se borraba. Por lo menos uno desaprobaba cada idea. Sólo quedaron dos soluciones al final.
Paso 4°. Decidir acerca de una solución aceptable por todos.
Las dos soluciones que quedaban eran: «jugar a la ruleta de la botella» y «seguir el orden alfabético». Sucedió que era Dot la única que desaprobaba la idea de la ruleta de la botella. Durante la discusión de las dos ideas finalistas, Dot estuvo de acuerdo en probarla (ver su testimonio, «Ruleta de botella»).
Paso 5°. Llevar la solución a la práctica.
El grupo acordó que la próxima vez que hubiera que elegir a alguien Chuck o Keith harían girar una botella y, cuando parara, le tocaría a quien apuntara la botella. Luego este sería el que hiciese girar la botella la próxima vez.
El grupo quería probar la solución así que al final de la sesión Chuck propuso un juego donde habría que elegir a alguien, y la solución se llevó a la práctica.
Paso 6°. Evaluar la situación.
Normalmente se fija un día para evaluar el éxito de la solución, pero en este caso no fue necesario, ya que el éxito era evidente. Sin embargo, podría haberse hecho que todos se acostumbraran a hacerlo en el caso de surgir más problemas. No siempre salen bien las soluciones, pero se prueban con más ganas sabiendo que después se van a evaluar y posiblemente se cambiarán.
¿¡Ruleta de botella!?
Al principio no me gustó la idea de esta solución porque me recordaba todos esos juegos tontos de reunión que tienen connotaciones sexuales. Me imaginaba que los alumnos se reirían histéricamente cada vez que hiciéramos girar la botella. Después me di cuenta que era un prejuicio mío. No rieron cuando se sugirió ni tampoco después. Ni siquiera sé ahora si habían conocido esta ruleta como juego de besos.