TORTUGAS NINJA. SOLO PARA HOMBRES
Durante las últimas navidades, la película «Tortugas Ninja», junto con la serie de dibujos animados proyectada por varias te levisiones autonómicas, supusieron un potentísimo lanzamiento publicitario para los juguetes comercializados por Bandal. La repercusión directa en el juego de los niños ha llegado hasta el verano. Y ante el lanzamiento en el próximo otoño de «Las Tortugas Ninja II: El secreto del limo» nos tememos que a nuestros niños, definitivamente, les salga concha. iAh'., y ya hay en preparación una tercera parte.
Los medios de comunicación se hicieron eco de la Tortugomanía aparecieron, incluso editoriales como el del día 24 de diciembre de El Independiente, «La navidad marcial de las tortugas».
Mientras unas personas las acusaban de violentas (por ejemplo, la CNVT (1) pidió que se clasificara como «X»), otras valoraban el carácter «ninja» de su violencia. Con respecto a este tema Michael Pressman, que es el director de la segunda película de las Tortugas Ninja, afirma en la revista Comics: «La sensibilidad de la primera película era de adultos, pero los críos la pillaron enseguida. Nuestra película está dirigida a los jóvenes. Es mucho menos violento, más divertido. No podría haber filmado la primera película para niños de ocho años. Demasiado violento. No sé cómo lo hicieron así. La violencia es gratuita y alienadora. No tiene razón de ser. Hay mucha menos en esta película, no por presiones exteriores. sino por mis propios sentimientos, que parece que coinciden con los de los padres.» (2).
Entre el bombardeo publicitario y la pasividad de las familias, nuestros niños (al igual que algunas de las unidades norteamericanas desplegadas en el Golfo) han adoptado como mascotas a los tortugos. Rara es la habitación que no cuenta con un póster, raro es el ríiño que no ha cambiado su nombre más de una vez por el de Rafaelío, Donatello... Y esto no sólo los niños de ocho años, sino los de tres y cuatro.
De cualquier modo, lo único que hace excepcionales a las Tortugas Ninja es la novedad, y que su uso de las artes marciales ha hecho mucho más visible la violencia en el juego de nuestros niños.
Y es que son como niños
Las Tortugas Ninja no son tortugas, son tortugos; y si nos fijamos bien en ellas, son como niños. Las tortugas han dejado sus características animales (ir a cuatro patas, lentitud...) para adoptar características humanas exclusivamente masculinas (ser pendencieras y violentas).
Y los niños quieren ser tortugas. Las niñas no, las niñas pasan. Las niñas no las han convertido en sus héroes porque la violencia no es un valor para las niñas. Para los niños no es sólo un valor, es el valor que define lo que es ser niño-hombre en nuestra sociedad.
Los niños, como las tortugas, juegan constantemente a pelear, viven compitiendo, teniendo que demostrar que no les da miedo pelear. Y esto a los mayores nos parece normal mientras no se lleve al extremo.
Lo «normal» nos preocuparía si viéramos una relación directa entre este culto infantil a la violencia y la conversión de los niños en criminales o en místicos de la violencia.
¿Quién se atrevería a afirmar esto? Se pegan porque son niños, cuando crezcan se les pasará.
¿Pero de verdad se les pasa? Bob Conelí afirma:
«La mayoría de asesinos son hombres. Casi todos los bandidos, delincuentes a mano armada y ladrones; todos los violadores, la mayoría de provocadores de malos tratos en la familia y la mayoría de las personas implicadas en peleas callejeras. Lo mismo en cuanto a la violencia organizada (soldados, policías, torturadores). Parece haber alguna conexión entre ser hombre y ser violento.»
Lo que en un primer análisis se puede considerar positivo (mi hijo sabe defenderse), pronto se convierte en algo negativo, mi hijo no sabe relacionarse (ni con las niñas, porque para él seguramente no existen, ni con los niños, porque suponen una amenaza constante).
El secreto del limo
Parece que los niños son como son porque han caído en un líquido radioactivo, «el limo». Podemos echar la culpa a los genes o a las hormonas, pero los niños no son tortugas. Una tortuga cuando nace «sabe» andar y «sabe» el resto de cosas que hará en la vida. Nuestras hijas e hijos necesitan casi año y medio para saber andar, seis para leer, doce para quedarse solos.
La educación es el secreto del limo, pero la educación no es la escuela, la educación comienza cuando nos dicen «va a ser niño» o «niña», y nos creamos un montón de expectativas: «Juan será así», «Maria será asá». A partir de aquí trataremos de formar diferente a niñas y niños, interpretaremos la misma conducta de forma diferente segun provengan de un niño o una niña.
Por ejemplo, en un estudio de la Universidad de Sussex se invitó a 32 madres a jugar con un bebé que nunca había visto antes y se filmaron los resultados. Cuando el bebé se inquietaba, y se suponía que era un niño, lo interpretaban como un deseo de jugar, y jugaban con «él». Cuando creían que era una niña y empezaba a agitarse, lo interpretaban como un indicio de que la «niña» estaba nerviosa: y la acunaban para tranquilizarla.
Día a día iremos creando al niño/a según nuestras expectativas. A los niños les enseñamos a exigir atención y a ser activos para conseguir lo que quieren, mientras que a las niñas se les enseña a ser pasivas y esperar antes de reaccionar. El estereotipo de varón activo y mujer pasiva también queda plasmado en las Tortugas Ninja. Quizá alguien haya observado que a lo largo del articulo hemos estado hablando continuamente de niños. Claro, hemos estado analizando lo que «dicen» las Tortugas Ninja, pero lo que «no se dice» en esta película es tan importante como lo otro, digamos que no hay nada más elocuente que ciertos silencios. En la película no hay tortugas, no existen, porque tortugos hay 5.
El único papel «mujeril» que existe en la película sirve para que los malos la agredan, y los buenos (los tortugos) la salven y se enamoren de ella. Incluso el niño que aparece en la película y que al final se pasa al bando de las tortugas tiene un papel más activo y relevante. Quizá el guionista de las Tortugas Ninja piense que las niñas deben cargar con la pesada concha del cuidado de la casa y no salir fuera del caparazón.
Un estreno de película
En otoño, como señalábamos al principio, se estrenará «El secreto del limo». Puede ser un buen momento para empezar a cambiar las cosas. Piensa lo diferente que puede ser:
Puedes pensar que tampoco es para tanto. Cuando tu hijo te pida que le lleves a ver la peli, le llevas. Cuando sale del cine da patadas por todos los lados... Pasarán muchas cosas, pero el final nos lo sabemos. Un día entrarás en su habitación, cubierta por carteles de las tortugas. Llena de camisetas, calcetines, toallas, dibujos, juguetes con la cara de las tortugas. Fijate en él, le habrá salido concha, será insensible al sufrimiento de los demás, tendrá una gran tolerancia a la violencia.
Pero también puedes plantearte que merece la pena ir contra corriente. Cuando te pida que le lleves le explicas por qué no, y negocias qué otra cosa le gustaría hacer. Puede que acabéis en un parque. Cuando vuelva sobre tus hombros después de haber hecho montañas en la tierra váis cantando. A casa llega rendido, le bañas y se duerde agarrando su osito de peluche. Al día siguiente en el cole propones al APA que se organice una charla sobre el tema de los juguetes, las tortugas y demás...
A ti te corresponde poner el final. Cuesta. Pero vale la pena.
(1) CNVT . Coalición Nacional Contra la Violencia en Televisión de EEUU de Norteamérica.
(2) Comic series nº 4