VALORES DE LA COOPERACION
Cuando entras en una juguetería pidiendo un juguete educativo, pensando en el buen desarrollo psicológico y social de tu hija/o muchas veces te ofrecerán juegos de mesa «educativos». Educativos son, ya sabes, todos los juguetes, otras cosa es para qué educan, y la mayoría de estos juegos de mesa son casi siempre competitivos, enseñan a ver al otro como enemigo y no como compañero. En nuestro país todavía no se comercalizan juegos de mesa cooperativos pero en Alemania o Canadá sí.
En lo que llegan a nuestro país, lee las siguientes reflexiones de una de las personas que más ha trabajado sobre los juegos cooperativos, Terry Orlick. Tras la lectura puedes coger el Monopoly, Risk... y reconvertirlos en algo cooperativo.
Lo «magico» de los juegos cooperativos gira en torno a varias libertades que ayudan al desarrollo de la cooperación, de los buenos sentimientos y del apoyo mutuo. Para comprender un poco mejor cómo funcionan los juegos reflexiona sobre estos aspectos de las actividades cooperativas.
Libres de competir
La característica distintiva de los juegos cooperativos frente a todos los otros juegos, viejos o nuevos, es su estructura interna. Por ejemplo, en el tradicional juego «Las sillas» las reglas disponen que una persona será la única que quede con silla al final, mientras que las otras serán progresivamente eliminadas.
El juego tiene una estructura competitiva que exige que las personas que juegan actúen unas contra otras y excluye a todas excepto a una de alcanzar el objetivo del juego. En la versión cooperativa «Sillas cooperativas» los objetivos estructurales del juego son invertidos completamente. El objetivo es que el mayor número posible de personas comparta su silla y los niños/as juegan juntos para conseguirlo. Esto les libera de la presión de competir; elimina la necesidad de una conducta destructiva y les anima a una interacción beneficiosa y llena de diversión.
Cuando colocas a las personas en la estructura competitiva de «Las sillas» y les haces sentirse como si su aceptación como personas o su autoestima dependiera de quedar con silla, estás creando problemas. Estos problemas se manifiestan en forma de altos niveles de angustia, depresión, agresividad destructiva y abandono.
Si se da demasiada importancia al resultado las personas engañarán, harán trampas, dañarán e incluso matarán por conseguir estar en lo alto. Y las reglas que aprendan como niños/as les afectarán durante toda su vida. Al aceptar el éxito competitivo como lo más importante, las personas no sólo se hacen más capaces de destruir a las otras, sino también de destruirse a sí mismas y a sus familias en este proceso.
Libres para crear
Los niños/as son creativos en gran medida porque todavía no han aprendido que el mundo debe ser mirado o representado dentro de ciertos limites o de formas predeterminadas. Su refrescante visión seguiría desarrollándose si se les diera la libertad de crear y adaptar; y se les animara en sus empeños creativos.
¿Por qué es importante esto?. Porque los niños/as que son libres para desarrollar su creatividad no sólo obtienen una gran satisfacción personal sino también una experiencia positiva para encontrar soluciones a nuevos problemas. Si destruimos la curiosidad de los niños/as, su creatividad y la originalidad de su pensamiento, nos arriesgamos a destruir el futuro de la humanidad.
Como señala Herbert Read: «la destructividad y la creatividad son fuerzas opuestas... Crear es construir; y construir cooperativamente es echar los cimientos de una comunidad pacífica».
Los juegos cooperativos han desarrollado el pensamiento creativo de diversos pueblos, y continuarán haciéndolo. Nunca deberían ser tan rígidos o estáticos que impidieran la entrada a la creatividad y a la sensibilidad de los/as participantes. Ninguna regla debería verse como algo inflexible. Tenemos que mantener a los niños/as libres para crear dentro de una verdadera atmósfera cooperativa.
Libres de la exclusión
Los juegos en los que las personas que juegan son expulsadas o apartadas son particularmente brutales, porque castigan a quienes tienen menos experiencia o destreza, alimentando sentimientos de rechazo y desconfianza. Peor todavía, la eliminación quita la oportunidad de tener más experiencia y de mejorar las destrezas. Los juegos verdaderamente cooperativos eliminan la exclusión y rechazan completamente la idea de dividir a los jugadores/as en ganadores y perdedores.
¿Te gustan las situaciones opresivas en las que tienes que preocuparte por ser aceptado o lograr algún número de puntos?. La mayor parte de los niños/as, como la mayor parte de los adultos, prefiere actividades autocontroladas en las que no tengan que preocuparse por los fallos, la crítica o el rechazo. Les gusta estar con los amigos/as para tener intercambios personales, y a la mayoría para divertirse.
Si piensas que las sonrisas son una indicación de alegría, observarás rápidamente como el deporte competitivo altamente organizado no es para divertirse. Es tan sólo otra área de trabajo especializado, basada en el «éxito».
Libres para elegir
Proporcionar elecciones (incluso pequeñas) a los niños/as demuestra respeto por ellos/as y les confirma la creencia de que son capaces de ser autónomos. Cuando tratas a los niños/as como seres humanos responsables, en vez de como objetos, comienzan a comportarse de una forma responsable.
Pregunta a tus niños/as cómo piensan que puede jugarse un juego, cómo podría hacerse más divertido o cómo pueden asegurar que nadie sea expulsado o se sienta mal. Cuando surja un problema concreto, pregúntales cómo lo resolverían. Casi siempre tendrán ideas humanizadoras.
Cuando a los niños/as se les da libertad para dar ideas, tomar decisiones y elegir por sí mismos/as, su motivación mejora enormemente. Esto les hace sentirse importantes, les da una sensación de control personal, resuelve muchos problemas y les ayuda a aprender a tomar decisiones por sí mismos/as.
Las elecciones iniciales pueden estar dentro de unos límites realistas, como decidir hacer una letra o un número usando sus cuerpos, seleccionar unos pocos juegos cooperativos para jugar o elegir una actividad divertida para acabar la sesión de juegos (para los más pequeños). Desde este modesto inicio su participación puede crecer hasta un nivel en el que tengan un control total sobre sí y sus juegos.
No quiero dejar de resaltar la importancia de escuchar los sentimientos y deseos de los niños/as. De todos modos lo primero que debes hacer es establecer un auténtico sentimiento de aceptación y confianza mutua para que los niños/as expresen sus verdaderos deseos en tu presencia. Empleamos demasiado tiempo haciendo que los niños/as asientan a nuestras ideas, en vez de ayudándoles a expresar las suyas.
Una vez que los niños/as están familiarizados con diversos tipos de actividades y diferentes maneras de jugar juntos de forma constructiva, se encuentran en una mejor posición para elegir entre opciones cooperativas, competitivas e individuales. Una experiencia temprana de cooperación, creatividad y elección, permitirá a más personas ser más felices en la cooperación y más sanos en la competición .
Libres de la agresión
Un sábado, en un cursillo de juegos cooperativos para un grupo de profesores/as de instituto en una gran ciudad, estábamos todos/as juntos jugando, divirtiéndonos con paracaídas ondulantes y balones de playa voladores. En medio de nuestro despreocupado juego un grupo de niños de siete años trotó por el patio vestidos con una armadura completa para una batalla de rugby. Paredan más profesionales que los profesionales Cuando pasaron junto a nosotros/as escruté los rostros de cerca. Pasaron momentáneamente (mirando de reojo, con una mirada ilusionada en sus ojos abiertos de par en par. Pero esto acabó pronto. El bronco bramido del entrenador silenció rápidamente cualquier idea de juego, ellos estaban allí para batallar. Había algo irónico en la situación especialmente cuando la orden ¡lucha, lucha! se mezclaba con nuestras carcajadas durante el juego.
¿Has visto a niños/as jugando juegos que contengan violencia, y a veces dañarse unos/as a otros/as con sus cuerpos, puños, pies, antebrazos, cascos e incluso con periódicos enrollados o bastones acolchados?. Si lo has visto, alguien les está enseñando que empujar; zancadillear; golpear e incluso hacer daño está bien y que los sentimientos de las otras personas no cuentan.
¿Cuáles son nuestras alternativas?
Podemos jugar juegos cooperativos y persecuciones cooperativas al aire libre con la estructura cooperativa de «Las sillas cooperativas».
Podemos jugar en estructuras competitivas de formas menos opresivas (por ejemplo, dandó me nos importancia al resultado y eliminando el contacto físico de naturaleza destructiva a través de juegos de no-contacto).
Podemos comprometerles en actividades auto-controladas que no sean dirigidas ni puntuadas. Podemos elegir seriamente juegos orientados al éxito en algunas situaciones y juegos alegres en otras.
Fuente:"Libres para cooperar, libres para crear", Terry OrIick. Ed. Paidotribo.