Luis Bonino Mendez
Director del Centro de Estudios de la Condición Masculina

Sabemos que la violencia de género es aquella que, con diversas formas, tiene como principales víctimas a las mujeres de todas las edades. Y sabemos que la prioridad de las acciones preventivo-asistenciales contra dicha violencia debe estar dirigida hacia la protección, la dignificación, el empoderamiento y el logro de autonomía de las mujeres para que puedan vivir en paz, justicia e igualdad.

Esta respuesta a la violencia, en su aplicación, está cosechando poco a poco en el mundo importantes logros que tod@s conocemos. Sin embargo, estas acciones pueden estar generando, sin percibirlo , un efecto secundario indeseado y contrario a sus objetivos. Este efecto consiste en que, al centrarse "en" las mujeres, puede estar confirmando para algunos sectores la idea de que el problema de la violencia es "de" las mujeres.

Y esto -que lo creen la mayoría de los varones y no pocas mujeres- es un obstáculo para la acción que debe ser removido, ya que la violencia no es un problema "de" sino un problema "para' las mujeres, siendo en realidad, y fundamentalmente, un problema "de" la cultura masculina/patriarcal y "de" los varones. Son las normas de esta cultura las que la propician y toleran la violencia, y son generalmente ellos quienes la ejercen de diversos modos y en diferentes ámbitos.

Si acordamos con lo anterior, debemos concluir que, así como no se puede excluir de las estrategias para combatir la violencia el intento de transformación de las normas e instituciones sociales y culturales, tampoco puede excluirse a los varones de dichas estrategias, ya que son quienes producen mayoritariamente el problema en los ámbitos publico y privado. Incluirlos supone no solamente -aunque esto es fundamental para deslegitimar e ilegalizar la violencia- judicializar su actuación, sino también pensar a la violencia masculina como objeto posible de investigación y prevención, y a los varones que ejercen violencia como sujetos posibles de asistencia y reeducación. Incluirlos significa, asimismo, comprometer a todos los varones a romper el silencio cómplice y colaborar activamente en la lucha contra la violencia.

Desde hace algún tiempo, esta postura de inclusión en las estrategias contra la violencia de lo que atañe a los varones, se está llevando adelante en diversos países a través de diferentes acciones que tienen como objetivo general lograr la erradicación de la violencia masculina. Es una idea consensuada, entre quienes -desde la perspectiva de género- desarrollan este trabajo, que para hacerlo se requiere una estrategia articulada y transversal que debe incluir al menos siete actuaciones básicas. Dichas actuaciones implican acciones sociopolíticas generales, y otras con los varones concretos. Ellas son:

· Condenar la violencia de género en todas sus formas, sabiendo que esta violencia es fundamentalmente masculina, y que es un atentado a los derechos humanos de las mujeres que, como tal, debe ser considerado socialmente intolerable.


· Cuestionar la violencia como vía válida para la resolución de conflictos entre las personas. Esta vía, que apela al poder, al control y a la lógica del todo/nada, debe ser transformada en otra que tienda al pacto y al consenso potenciando el poder de las personas y no el poder sobre o contra ellas.

· Cuestionar y luchar por transformar las estructuras de poder y privilegios masculinos/ patríarcales -el sexismo y el machismo fundamentalmente-, donde la violencia está enraizada. Y cuestionar la intocabilidad de lo "doméstico", reducto de poder feudal masculino en un sistema social que valora lo democrático. La cultura masculinas, de la firme creencia en la igualdad y el respeto mutuo con las mujeres. El feminismo y la cultura de la paz son dos de las bases que deben sostener esta actuación, tendiente a procurar el desarrollo de estrategias de convivencia igualitaria entre mujeres y varones, respetuosa y con modos pacíficos de resolución de los conflictos.

· Trabajar para redefinir los formatos y prácticas de la masculinidad tradicional y obligatoria que la cultura propone para los varones. Estas propuestas son la matriz con que la mayoría de los varones construyen su subjetividad y contienen elementos que las transforman en productoras de desigualdad y daño para las mujeres, para otros varones menos poderosos, y son mutiladores del desarrollo emocional y empático masculino. Un aspecto de esta cuestión supone trabajar para poder romper la actual y estrecha asociación entre masculinidad y violencia, y reemplazarla por otra que homologue violencia con delito y masculinidad injusta, cobarde y vergonzosa.

· Comprometer a los varones a romper el silencio corporativo y trabajar junto con las mujeres en la lucha contra la violencia. Y no sólo contra las grandes violencias, sino también contra las múltiples formas de violencia social, sexual y doméstica contra ellas.

· Trabajar en estrategias asistenciales y reeducativas con los varones que cometen violencia, y con aquéllos con riesgo de cometerla o acrecentarla, procurando su detección precoz. Desde la prevención es básico intentar actuar antes y no después de situaciones que luego son muy difíciles de resolver.

· Generar actividades educativas, preventivas y de sensibilización dirigidas a varones niños, jóvenes y adultos que les permitan involucrarse en la transformación de la (y su) violencia masculina y en el desarrollo de comportamientos respetuosos y cuidadosos. La creación de molivaciones para el compromiso con lo doméstico y con la paternidad participativa es un obligado componente en estas actividades.

Teniendo en cuenta estas propuestas de actuación, un grupo de profesionales de las ciencias sociales, de la salud mental y educativas, convencidos de que trabajar contra la violencia de género implica trabajar también para transformar la violencia masculina, nos hemos congregado en España para pensar y trabajar alrededor de este fenómeno masculino. Se trata de un pequeño grupo de varones -al que pertenezco- que nos definimos como profeministas y que con formato de red estamos enlazados a través de Internet y de diversos proyectos, estando a la vez en contacto con grupos europeos y americanos que hace tiempo están trabajando activamente sobre la problemática de la violencia masculina y sus modos de prevención.

Sabiendo la complejidad de problema, y que lo urgente no puede ocultar lo importante, este grupo se ha propuesto -teniendo en cuenta su perfil profesional-, el desarrollo de los siguientes objetivos, aunados bajo el nombre de Proyecto Covima (Contra la Violencia Masculina) y que son homólogos al de otros grupos profeministas que trabajan esta problemática:

· Alentar y fomentar la investigación acerca de las situaciones culturales, sociales, familiares y personales que generan y perpetúan que los varones ejerzan violencia, y de aquellas que desalientan ese ejercicio.

· Promover la comprensión crítica sobre la moderna mitología social sobre el varón violento que minimiza el problema, la identificación de las múltiples formas de violencia masculina, la comprensión de la violencia como proceso continuo y no como acciones aisladas, y el desarrollo del aprendizaje de formas alternativas a la violencia para la resolución de problemas y conflictos entre mujeres y varones.

· Aunar ideas sobre el abordaje psicosocial del problema de la violencia masculina, manteniendo información actualizada sobre las experiencias extranjeras.

· Trabajar para que dentro de los planes de acción contra la violencia doméstica se incluyan estrategias de prevención, detección y abordaje de la violencia masculina dirigidas a subgrupos específicos.

· Promover el desarrollo de estrategias para lograr la sensibilización y el compromiso de los varones para la erradicación de la violencia masculina dirigidas a niños, jóvenes y adultos. La puesta en marcha de campañas tales la Campaña Europea del Lazo Blanco o los Proyectos Mercurio y Varones por la igualdad en España se incluyen es este objetivo.

· Trabajar por la jerarquización de abordajes que ayuden a detectar precozmente a potenciales varones violentos en el hogar, en el trabajo y en la calle, antes y no después de las violencias graves. En este sentido, creemos muy útil trabajar en los dispositivos asistenciales, detectando especialmente a varones en riesgo tales como aquellos en crisis por sentimientos de pérdida de poder (separados o desempleados por ejemplo) con problemáticas psicológicas (depresión, conductas de riesgo y adicciones fundamentalmente). Relacionado con esto último, es un punto importante la evaluación de las conveniencias y posibilidades de la creación de dispositivos específicos preventivo-asistenciales, similares a los centros o teléfonos para "varones en crisis" escandinavos, norteamericanos o canadienses.

· Difundir a profesionales y personas interesadas en general, información sobre los diferentes y escalonados abordajes al problema:

· Estrategias educativas para transformar los estereotipos masculinos violentos en programas transversales, para no silenciar el problema y para descubrir a los chicos y jóvenes con perfiles de riesgo.

· Grupos de intervención psicosocial para varones previolentos, o con manifestaciones iniciales de violencia física o psicológica.

· Estrategias de intervención psicosocial para varones denunciados por maltratos, agresiones y violencias a mujeres y varones.

· Estrategias de intervención con varones encarcelados por violencia.
· Grupos de intervención para hij@s de varones violentos.

· Diseño de actuaciones de estigmatización de la violencia masculina.

· Ofrecer la necesaria formación específica y desde la perspectiva de género a profesionales de las áreas sanitaria y educativa que puedan trabajar con varones violentos, o que puedan detectarlos.

· Difundir las acciones de asociaciones de varones que trabajan contra la violencia.

Nuestro grupo está abierto a que otras personas se sumen a nuestros objetivos, ya que creemos que pueden realizarse muchas actuaciones preventivo-educativo-asistenciales con los varones, con más probabilidad de resultados positivos cuanto más precozmente se trabaje con, para y entre ellos.

Y para concluir, y en consonancia con todo lo anterior, quiero incluir mi propuesta para los varones que leen estas líneas: si creen en la igualdad, la justicia y la paz entre mujeres y varones, participen activamente en la lucha contra la (y su propia) violencia masculina. Salgan del aislamiento, rompan su silencio, convenzan a otros varones, cuestionen sus hábitos machistas, no sean cómplices de las violencias de otros varones, reúnanse para hablar de la masculinidad, apoyen a las mujeres, hablen con los que ejercen (incluido uno mismo) las mil formas de violencias. Es de justicia, y además creo que muchas mujeres lo están esperando.

·Este texto, escrito en Madrid en octubre de 1999 , ha sido leido en: Jornadas sobre "Actuaciones Sociopolíticas Preventivas de la Violencia de Género". Madrid, 29-30 de Octubre de 1999