ACTIVIDAD 7: SITUÁNDONOS AL LADO DE LAS VÍCTIMAS


Divide la clase en cuatro grupos. A cada grupo se le facilitará un texto donde se relata la vivencia de una determinada experiencia desde el punto de vista de las víctimas. Después de leerlo en grupo reflexionad sobre los temas siguientes:
Después de leer estos textos escritos por Carlos Beristain, una de las personas que participó en el Informe Guatemala: nunca más, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, cada grupo escogerá un portavoz que explicará al resto de la clase la historia que han leído y las reflexiones que les ha sugerido. Después de esta puesta en común se abrirá un breve debate sobre el conjunto de las cosas expuestas.



TEXTO 1. DONDE NO CABE LA EXPERIENCIA

"Los instrumentos estadísticos complejos no enacajan con la experiencia, ni el carácter de apoyo para la gente que tiene que tener este trabajo: no se trata de confirmar el sufrimiento sino de abrir un espacio para la dignidad de la gente. Las tipologías que habitalmente se utilizan se convierten fácilmente en categorías en las que meter las experiencias. Pero estas no caben en gabetas: secuestro, tortura, desaparición forzada, asesinato, masacre, la mayor parte de las veces la gente sufrió una más otra, todas juntas. La crueldad tiene todas las versiones.

A esta conclusión llegamos, cuando alguien nos hizo hoy una pregunta:

-Entonces, por ejemplo en mi aldea el ejército agarró a toda la gente y la puso delante de la persona muerta, torturada, colgada de un árbol, y les obligó uno por uno a meterle un cuchillo en el vientre. Todos tuvieron que volver a clavar en el cuerpo sin vida la muerte que ya el ejército le había dado. ¿Eso dónde entraría en una tipología de las violaciones?"



[Fuente: Carlos Martín Beristain, Viaje a la memoria, Virus, Barcelona, 1997, p.147]



TEXTO 2. OBLIGAR A LA CULPA

"Enrique nos cuenta algunas de sus experiencias de compartir el sufrimiento con la gente, cuando hablamos de cómo recoger los testimonios.

Don Francisco era un señor de Xela. Su hija era guerrillera en los ochenta. Un día la capturaron cerca del pueblo, sin saberlo él. El comisionado militar le llamó:

- ¿Qué hay que hacer con la gente que se mete a la guerrilla?, ¿está bien lo que hacen? -le dijo delante de una muchacha encapuchada vestida de olivo.
- No, no está bien.
- ¿Hay que dejarla libre o hay que matarla?

Don Francisco encontró heladas las palabras porque le daban a elegir la muerte de ella o de los dos:

- ¿Habrá que matarla, no? -insistió el comisionado.

Los ojos de la muchacha lloraban bajo la capucha, lloraban por su padre.

Así le arrancaron un sí que no dijeron los labios de Francisco. Luego quitaron la capucha a la muchacha, y dispararon.

Ella murió, él también, pero sobrevive, nadie sabe cómo, con aquella bala alojada en su corazón.



[Funte: Carlos Martín Beristain, Viaje a la memoria, Virus, Barcelona, 1997, p.148]



TEXTO 3. NO HABÍA TIEMPO

"La gente les llamó pidiendo ayuda para hacer las gestiones de los partes de defunción de sus muertos. Los hijos empiezan ahora a casarse y no tienen la propiedad de la tierra que les pertenece. Mil quinientos quetzales es la tarifa para poner su nombre en donde estuvo el de su padre. El jornal de seis meses a cambio de no robarles la tierra como les robaron la vida. La burocracia se burla de nuevo de su sufrimiento.

Manuela les dijo: no se preocupen les vamos a ayudar. Entonces la gente empezó a reconstruir su historia. En la entrevista colectiva juntaron los trozos de la masacre que vivieron, descongelaron sus pedazos de silencio, llamaron a los vivos y a los muertos, la dignidad no se podía robar ya. Después hicieron entrevistas individuales. Trenta y cuatro.

- ¿Cuántos hijos tenía la persona que mataron?
- Seis -respondió el familiar, pero los nombres sólo le llegaron a cinco.

Y ella:

- ¿Y el sexto?
- Sólo tenía tres meses y murió también.
- Sí, pero no importa, ¿Cómo se llamaba?
- Es que mire, tal y como estaban las cosas, no hubo tiempo de ponerle nombre.
- ¿Te fijás? ¡No hubo tiempo! -repite ahora Manuela como un eco."



[Fuente: Carlos Martín Beristain, Viaje a la memoria, Virus, Barcelona, 1997, p.148]



TEXTO 4. VERDAD CONTRA PESADILLA

"Ella había buscado a su hijo por todos los sitios posibles, preguntó a los familiares, a los vecinos, visitó los hospitales con la esperanza de encontrarlo, fue a la morgue* con el miedo de hallarlo. Un día se presentó en el Palacio presidencial. Le recibieron en una de las torres. Eran tres encapuchados, pero su cuerpo vestía de uniforme. Uno de ellos le dijo:

-Su familiar era un subversivo, se fue con los comunistas, búsquelo en la montaña.

De allá salió con más coraje.

Luego fue a las estaciones de Policía. Esperaba horas y horas, hasta que anochecía. De vez en cuando, algún polícía le hablaba en voz baja:

-Oí que todavía lo tienen vivo, no pierda la esperanza.

En las noches, Los broncos rondaban su casa, no tenías placas pero los cañones de las armas que salían por la ventana indicaban quienes eran. Juan no era el único, estaban otras madres con los hijos desaparecidos. El rector de la universidad les decía:

-Los van a soltar, prepárense para recibirlos.

Ellas fueron a comprarles ropa. Pero nunca llegaron. Durante mucho tiempo Ana preparó su plato en la mesa, esperaba que cualquier día una llamada a la puerta fuera de él.

-Cuando decidí quitar el plato -dice hoy- sentí que lo traicionaba. Todas andábamos igual. Así hemos vivido estos años con una herida abierta, con los sueños convertids en pesadillas. Por eso queremos la verdad."



[Fuente: Carlos Martín Beristain, Viaje a la memoria, Virus, Barcelona, 1997, pp.157-158]