LA GUERRA DEL GOLFO

JOSÉ A. ANTÓN VALERO
ENTREPUEBLOS

El conflicto Irak-Kuwait
Las Naciones Unidas y el conflicto del Golfo
Participación española en la crisis del Golfo
Los poderes del Emir
La definición, las consecuencias y el síndrome de la guerra del Golfo
Delegación de Organizaciones No Gubernamentales(ONGDs)en Irak


El conflicto Irak-Kuwait

En los últimos días de julio de 1990, Irak se encontraba en una grave situación económica: su deuda estimada el día 25 alcanzaba la enorme cifra de 80.000 millones de dólares contraída durante la larga guerra con Irán, incluidos los países del Golfo y entre ellos el propio Kuwait. Además, ante la prevista reunión de la O.P.E.P. a celebrar en Ginebra el día 26 de julio las diferencias entre Bagdad y Kuwait se acentuaron ya que este emirato había decidido rebajar el precio del barril de petróleo a 14 dólares, mientras que Irak pretendía subirlo de 18 a 25 dólares. Asimismo Irak reclamaba a Kuwait el pago de 2.400 millones de dólares en compensación por el petróleo que, según Bagdad, el emirato le había sustraído de su territorio en la zona de Rumaila durante la guerra con Irán.

A estos problemas de deuda y petrolíferos se unieron las viejas rivalidades fronterizas que radicalizaron las diferencias existentes entre ambos países: Irak volvió a reivindicar la soberanía sobre las islas de Warbad y Bubiyán situadas en el Golfo Pérsico frente a la costa kuwaití y aptas para instalar puertos.

En este conflictivo marco, la crisis entre Irak y Kuwait estalló en la noche entre el 1 y el 2 de agosto cuando un poderoso ejército iraquí integrado por 100.000 hombres fuertemente armados invadió en un ataque relámpago el emirato que ocupó en tres horas sin encontrar apenas resistencia, huyendo el emir y su gobierno, refugiándose en Arabia Saudí.

El día 8 decidió la anexión total e irreversible del país ocupado; el día 10 Saddam Husein hizo un llamamiento a la "guerra santa" contra EE.UU. y en favor de la recuperación de los lugares sagrados del Islam ahora en poder de Arabia Saudí; el día 12 propuso una paz global para el Próximo Oriente que incluía, además, la solución de los conflictos entre Palestina e Israel, con la evacuación por parte de este Estado de los territorios ocupados de Gaza y de Libano, así como la retirada de las tropas de EE.UU. de la región.

El Mundo Árabe e Israel. MARTíNEZ CARRERAS, J. U. Madrid, 1991.

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Las Naciones Unidas y el conflicto del Golfo

En las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, el Capítulo VII, lleva por título Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión.

En el artículo 42 se dice:

Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas de que trata el art. 41 pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres, la acción que sea para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de miembros de las Naciones Unidas.

De las catorce resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU vamos a ver la primera y la última:

La Guerra del Golfo, Historia 16 nº 298 AA.VV. Madrid, 1985

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Participación española en la crisis del Golfo




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Los poderes del Emir

Más de 10 billones de pesetas ha invertido Kuwait por todo el mundo, en la banca, la industria y los servicios. Un imperio gestionado por técnicos kuwaitíes formados en el extranjero y perfectamente resguardado para impedir su control por manos invasoras.

Un desconocido grupo inversor kuwaití denominado KIO, dio, en septiembre de 1986, un golpe de efecto ante la opinión pública española al comprar un importante paquete de acciones de la semiquebrada papelera española Torras Hostench. Aunque no era su primera adquisición en nuestro país, sí fue la primera en destacar de una larga serie de inversiones.

Los españoles desconocían todo sobre el importante volumen financiero y, económico del emirato de Kuwait, un pequeño país gobernado desde 1756 por la dinastía Al Sabah.

Pero aun en el supuesto caso de que sus reservas de petróleo se agotaran hoy mismo, los ciudadanos kuwaitíes o, mejor dicho, su gobierno, controlan un vasto imperio financiero repartido por todo el mundo. Sus dimensiones concretas son un dato desconocido, pero los expertos han valorado la parte conocida de este imperio financiero en unos diez billones de pesetas. De este capital, apenas unos 200.000 millones de pesetas pertenecen a las inversiones realizadas en España.

Los enormes beneficios producidos por la ventas de crudo eran enviados al exterior para invertirlos en las más rentables compañías occidentales, como British Petroleum (9 por ciento), Midland Bank (10,2 por 100), Hoechst (24,9 por 100) y otras, así como en las principales bolsas internacionales. En España compraron el 73 por 100 del grupo Torras (hoy adquirida al cien por cien al haberse convertido en buque insignia de las inversiones de Kuwait en España) y, a través de ésta, el control sobre Ercros, Torras Papel, Prima Inmobiliaria y Ertoil.

KIO era y continúa siendo el verdadero cerebro financiero del emirato, que dispone de un gran margen de maniobra y autonomía para sus operaciones inversoras.

La Guerra del Golfo, Historia 16 nº 298. AA.VV. Madrid, 1985.


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La definición de la crisis del Golfo

Tras el fin de la guerra irano-iraquí surge una preocupación creciente en los círculos oficiales norteamericanos, europeos e israelíes: la posibilidad del establecimiento de un equilibrio estratégico militar en Oriente Medio entre los Estados árabes e Israel, una posibilidad que, si bien quizás no inmediata, daría al traste con un modelo de control postcolonial de la región basado en la superioridad militar israelí y la funcionalidad de las petromonarquías del Golfo.

Entre los Estados árabes la eliminación de Irak, como potencia regional emergente tras la guerra contra Irán (Irak tiene más (le 438.000 Km2 y es el Estado árabe más poblado de la región, con 19 millones de habitantes en 1992) se convertía en prioritaria.

Las consecuencias de la guerra contra Irak

Estos tres niveles de intervención tienen una relación directa con la importancia energética de Oriente Medio, que (incluido Irán) produce Un cuarto de la producción Mundial de petróleo y contiene -en 1990- el 65, 7% de las reservas mundiales, un porcentaje que aumentará hasta un 85% en los próximos 20 años. EE.UU. con un porcentaje del 2,6% de las reservas mundiales, consumió en 1989 el 25,5% de la producción petrolífera Mundial.

El resultado de la guerra determinó una serie de elementos básicos para la posterior ofensiva diplomática de EE.UU. en la región:
  1. El uso de la fuerza militar por medio de la demostración hacia el conjunto del mundo árabe, pero también hacia el conjunto del Tercer Mundo, de la voluntad norteamericana de utilizar toda su capacidad de destrucción militar masiva contra un país (literalmente: "devolver a Irak a la era preindustrial).
  2. La desvalorización de la Intifada y de sus logros internacionales y regionales por medio de la penalización política de la OLP y de la población palestina de los Territorios Ocupados por sus posturas durante la guerra. A ello se une el fin de la ayuda económica de las petromonarquías a la OLP y la financiación alternativa del movimiento islamista Hamas como competidor social.
  3. Agudización de la división interárabe tanto en las esfera política como económica.
  4. Profundización del abismo entre las poblaciones y los regímenes árabes y, crisis de la representatividad política popular. La población árabe, tras haberse durante la guerra recuperando y compartiendo desde Marruecos a Palestina los lemas de la lucha nacionalista, queda conmocionada por la destrucción impune de Irak, favoreciendo el impulso posterior de los islamistas.

El síndrome de la Guerra del Golfo

Durante 1993, se han disparado las denuncias de militares pertenecientes a la coalición aliada que participaron en la guerra contra Irak en relación a un llamado "síndrome Tormenta del Desierto" que estaría afectando su salud y la de sus familias. El informe de The Medical Educational Trust recoge la información hasta ahora conocida.

Las afecciones son múltiples y en ocasiones incluyen el colapso del sistema inmune. Las denuncias provienen sobre todo de militares norteamericanos y británicos. En Irak, diversas comisiones internacionales y las propias autoridades sanitarias del país venían con anterioridad a 1993 denunciando el aumento espectacular e inexplicable de malformaciones, abortividad y cánceres infantiles. También se indica que los veteranos aliados podrían estar padeciendo ahora las consecuencias de haber sido tratados preventivamente contra armamento químico con medicamentos en fase de experimentación no autorizados: más de 400.00 soldados habrían sido así "conejillos de indias".

"Desert Storn Syndrome, sick soldiers and dead children?". The Medical Educational Trust, Background Papers 14.

Excluido Irak del escenario resolutivo árabe, el proceso de normalización entre Israel y los restantes Estados árabes de la zona, mucho más débiles y dependientes que Irak, es un hecho. La guerra contra Irak fue la premisa obligada de la puesta en marcha del proceso de paz árabe-israelí.

Proceso de negociación OLP-Israel. Nación Árabe 21. Madrid, 1994.


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Delegación de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo (ONGDs) en Irak

La Delegación ha constado el deterioro progresivo de la infraestructura sanitaria. No hay material fungible, reactivos y piezas de recambio para los aparatos técnicos, con la consiguiente reducción o paralización de la actividad de laboratorios, servicios de radiología y quirófanos. La cobertura actual de las necesidades en medicamentos de todo tipo no alcanza el 10%.

La mortalidad infantil sigue aumentando como consecuencia de la combinación de la malnutrición y de enfermedades que no pueden ser adecuadamente tratadas. Sólo en enero y febrero de 1994 murieron 9.244 niños menores de cinco años, cuando antes de 1990 morían 360 al mes por término medio.

Al ser Irak un país que importaba antes de 1990 entre el 70% y el 80% de los alimentos que consumía su población, la imposibilidad de adquirirlos ha obligado al Gobierno a establecer un sistema de racionamiento que distintas comisiones internacionales y esta Delegación consideran universal y eficaz.

Los productos incluidos en la cartilla de abastecimiento sólo satisfacen un tercio del nivel efectivo de consumo de los años anteriores a la guerra, y tan sólo un 60% de las necesidades mínimas: de una población total de 20 millones, siete millones de personas se encuentran en la actualidad por debajo del nivel de supervivencia, mientras que el resto de la población cubriría sus necesidades alimentarias accediendo parcialmente al mercado libre, donde los precios son exorbitantes y prohibitivos para la mayoría. Las consecuencias de la prolongación de las sanciones contra Irak se dejarán sentir, décadas después de finalizado el embargo. El levantamiento del embargo a Irak y la normalización de relaciones políticas entre los Estados árabes de la zona serían las ineludibles premisas para el inicio de esa nueva etapa.

Proceso de negociación OLP-Israel. Nación Árabe 21. Madrid, 1994.